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AL ESTUDIANTADO DE SECUNDARIA

Los estudiantes de secundaria, una vez más, son victimas de las medidas políticas y económicas aplicadas por los gobernantes de turno. En esta ocasión le corresponde a Juan Manuel Santos, quien a nombre de la “prosperidad para todos” pretende limitar, aún más, los derechos del pueblo colombiano, y, de paso, de los jóvenes que concurren en las distintas escuelas del país.

Sin derechos fundamentales

No es raro que aún persistan en los altos funcionarios del gobierno y el Estado pensamientos, actitudes y posiciones tendientes a anular derechos tales como el libre desarrollo de la personalidad, la libertad de conciencia, de cultos, expresión, asociación y manifestación. Ideas, actitudes y posiciones muy asociadas con la necesidad de formar a un joven sumiso, extremadamente obediente y dispuesto a aceptar, sin cuestionamiento alguno, el orden existente.

Por desgracia, en cada escuela se replica esto. Una buena parte de las profesoras y profesores, en la tarea de ejecutar ciegamente los dictámenes emitidos por el Ministerio de Educación Nacional (MEN), contribuyen a formar jóvenes callados, temerosos y poco aventureros; en últimas, autómatas, mano de obra medianamente calificada o, en suma, “cuerpos dóciles”.

Sin embargo, este proceso ocurre al calor de ciertos conflictos. El estudiantado, en algunas ocasiones, resiste y se niega. Por esto, emergen numerosas contradicciones entre los profesores, los coordinadores y los estudiantes, las cuales, y en la mayoría de los casos, se prolongan por mucho tiempo, y ocasionan resentimientos entre los actores escolares.

A este respecto, ¿Qué papel desempeñan los gobernantes y el Estado? Desafortunadamente son unos espectadores. Mientras se dedican a mirar cómo los unos riñen contra los otros, no hacen algo por mitigar los problemas; a lo sumo proponen medidas basadas en el uso de la violencia para atenuar los conflictos, las cuales terminan agudizándolos, mas no solucionándolos.

Y esta es la tendencia que ha predominado. La pugna emprendida por los estudiantes para desarrollar su personalidad libremente, por formarse un juicio propio capaz de dialogar con otros, por reivindicar un culto, por expresarse, asociarse y manifestarse data desde bien atrás. En 1994, desde que se aprobó la Ley General de Educación y se reglamentaron los manuales de convivencia, estas luchas no han cesado, por el contrario, persisten y se recrean a cada instante y en cada institución publica del país.

Educación para pocos

Ahora, y así como se han vulnerado algunos derechos fundamentales de los jóvenes en edad escolar, los gobiernos de las dos ultimas décadas han limitado el derecho a la educación. Desgraciadamente, Juan Manuel Santos pretende hacerlo todavía más.

Cesar Gaviria, presidente desde 1990 hasta 1994, pasando por Ernesto Samper y Andrés Pastrana, mandatarios entre 1994 y 2002, y Álvaro Uribe, gobernante desde 2002 hasta 2010, aplicaron y pusieron en marcha una serie de reformas que convirtieron el derecho a la educación garantizado por el Estado en un servicio ofrecido por algunas entidades privadas.

No obstante, los gobiernos han justificado estos cambios por cuanto han beneficiado a los más pobres. Y en efecto, ellos han sido los más favorecidos en tanto no pagan ciertos costos educativos (matricula), pero a lo largo del año escolar se ven obligados a aportar paulatinamente uno que otro dinero para el funcionamiento, adecuación o mejoramiento de la planta física de la institución educativa en la que se educan. Entonces, ¿Qué pasó con la gratuidad de la educación?

Y ni hablar de aquellos que pagan. Los estudiantes que no clasifican como pobres, porque no figuran en los estratos uno o dos, ven desperdiciados sus aportes, en tanto no redundan en el mejoramiento de la educación y su calidad. Por el contrario, representan una tabla de salvación para financiación de las instituciones educativas, y la complicidad inconsciente de los padres y acudientes en la desfinanciación de la educación publica por medio de su autofinanciación.

Con Juan Manuel Santos estas tendencias no cambiarán, por el contrario, se afianzarán. La propuesta del actual mandatario, a parte de seguir subsidiando a los más pobres y mantener ciertos costos para quienes tienen forma de pagar, es beneficiar a las instituciones educativas privadas con los dineros del Estado. Por esto, los colegios en concesión son importantes. A través de esta figura el Estado le otorgará a una entidad privada la posibilidad de ofrecer el servicio educativo.

De esta manera, la iniciativa del actual presidente sigue lo trazado en materia educativa y prolongará la crisis de la educación pública, limitando la posibilidad de acceso a la educación. Aquellos jóvenes que aspirarán y quieren a ingresar al sistema educativo verán frustrado su interés por la ausencia de los recursos necesarios para dedicarse a la actividad académica.

Los estudiantes tienen que involucrarse en la guerra

En el marco de la vulneración de los derechos fundamentales, los últimos gobiernos han insistido en comprometer a los estudiantes con la dinámica de la guerra. Por medio de los reclutamientos forzados y negándole a las personas no prestar el servicio militar, la Fuerzas Militares instan a involucrar a más y más jóvenes en la confrontación armada que ha caracterizado y vive el país.

Ante esto, uno que otro estudiante ha reivindicado la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio, es decir a negarse a actuar en contra de sus convicciones y creencias, las cuales le dictan no participar en la guerra. Sin embargo, el Estado se empeña en negar este derecho, especialmente porque los gobiernos han insistido en que la única solución al conflicto armado es la aniquilación de la insurgencia. Por esto, los jóvenes tienen que inmiscuirse, así no quieran, en las Fuerzas Militares.

Frente a un oscuro paisaje…

Todo lo anterior dibuja un panorama desastroso para los jóvenes. Paisaje signando por la vulneración de sus derechos fundamentales, más la imposibilidad de acceder a la educación pública; en últimas, opaco y desesperanzador.

Empero, los mismos estudiantes son quienes pueden transformar las condiciones oprobiosas en las que se encuentran. Por desgracia, sí actúan individualmente o aislados no obtendrán mayor logro. Sólo su organización y acción colectiva, conjunta y articulada contribuirá a la tarea de superar el quebrantamiento de derechos.

En este sentido, es oportuno que en cada colegio los estudiantes conformen comités por la defensa de sus derechos e intereses. Es decir, pequeñas organizaciones de estudiantes dedicadas a esclarecer las razones por las cuales el Estado viola sus derechos, y realizar acciones en función de su defensa.

JUNIO 8 Y 9. A PROPÓSITO DEL DÍA DEL ESTUDIANTE


La educación no se compra.
Mi derecho no se vende.
En los colegios también se lucha

La mayoría de los cronogramas de los Consejos Directivos de cada Institución Educativa contemplan el día del estudiante como una celebración, agasajo o fiesta, restándole el valor histórico que caracteriza esta fecha. Día que, por el contrario, debería reivindicarse como una conmemoración, pues “nadie celebra el asesinato de sus amigos o líderes”.

Desde este ultimo ángulo, una mirada al pasado nos remonta al año de 1929, concretamente a la ciudad de Bogotá cuando los estudiantes expresaban su voz de protesta contra el asesinato de más de 1000 trabajadores de la compañía United Fruit Company, o masacre de las bananeras. Masacre ocurrida un año atrás a manos de las fuerzas del orden y con la complicidad de la empresa, mientras sus obreros exigían condiciones laborales dignas. En el marco de esta manifestación estudiantil, fue asesinado Gonzalo Bravo Pérez, estudiante de la Universidad Nacional de Colombia, y primer mártir del movimiento estudiantil colombiano.

25 años más tarde, durante la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla, los estudiantes –el 8 de Junio de 1954– salieron a expresar su descontento por los rumbos que tomaba el país, y a conmemorar el asesinato de Bravo Pérez. Desafortunadamente, la policía disuelve la manifestación en la entrada de la Universidad Nacional, asesinando a Uriel Gutiérrez. Ante este acontecimiento, el estudiantado marchó a la mañana siguiente, y, de nuevo, fueron dispersados. En esta ocasión, la participación del Batallón Colombia fue determinante, por cuanto apelaron al fuego de sus armas, lo cual dejó un saldo catastrófico para el movimiento estudiantil: más de una decena de estudiantes fueron asesinados.

Como lo podemos apreciar, el día del estudiante es una fecha funesta, no una fecha de fiesta, caracterizada por el persistente ejercicio de la violencia por parte de los gobernantes de turno, especialmente por su incapacidad para sostener y recrear un orden democrático en el cual la voz del pueblo, expresada en sus estudiantes, no sea acallada y sometida al silencio permanente.

En este sentido, reivindicamos el 8 y 9 de Junio como una fecha para rescatar el acervo de resistencia y lucha que ha definido al estudiantado. No son unos días para festejar, hacer folkloritos o bazares; por el contario, deben ser un pretexto para fortalecer nuestra capacidad de liderazgo, nuestras expresiones organizadas, y exaltar la defensa de nuestros derechos e interés; en síntesis, para levantar una sola voz contra la injusticia de nuestros gobernantes y el Estado.

Ahora, y con motivo al próximo 8 de Junio, los invitamos, frente al colegio San Simón a las 9:00 am, a conmemorar el día del estudiante; concretamente los invitamos a un espacio de encuentro en el cual rescataremos la historia y proyectaremos los futuros caminos de lucha de los estudiantes de secundaria de Ibagué. Lucha que se debe perfilar por el sendero de la consolidación de un frente amplio en defensa de los derechos estudiantiles y por una educación pública. En este ultimo caso, una educación que permita el progreso y desarrollo de la ciencia y la tecnología, una educación crítica que forme hombres de principios y deseo de cambio frente a los fenómenos de silencio que se presentan en una patria que se dice democrática.

Asociación Ibaguereña de Representantes Estudiantiles (AIRE)
Organización Colombiana de Estudiantes (OCE)
Asociación Nacional de Estudiantes de Secundaria (ANDES)
Agencia Estudiantil de Prensa (AEP)