AEP

Imágenes del tema de kelvinjay. Con tecnología de Blogger.

Análisis

Opinión

UQ

UT

Ibagué

Infografías

RECURSOS DE INVERSIÓN Y LAS PRIORIDADES EN LAS IES


Hace unos días, el gobierno de Duque en cabeza de su Ministerio de Educación Nacional (MEN) destinó unos recursos para 56 Instituciones de Educación Superior públicas del país. A través de la resolución 9663 del 9 de septiembre de 2019, el ministerio asignó y transfirió más de 96 mil millones de pesos, los cuales no constituirán los gastos de funcionamiento de esta IES, sino sus gastos de inversión.

Según el acto administrativo, los recursos tienen una destinación especifica. La idea es que redunden en el bienestar y la permanencia estudiantil, en la investigación, en la formación docente, en el fortalecimiento de la regionalización y el fomento de la Educación Superior rural, así como en la dotación, en la infraestructura tecnológica y en la adecuación de infraestructura de pregrado. En definitiva, cinco opciones de inversión que no están contemplados en los gastos de funcionamiento de las IES.

Si bien estos recursos constituyen un aliciente para las Instituciones educativas, no resuelven sus problemas estructurales. La cuantía transferida a las IES cuyos presupuestos anuales superan el medio billón de pesos, como la UNAL, la UIS, la UniValle y otras, es insuficiente para garantizar –por ejemplo– el bienestar y la permanencia, cualificar a los docentes o adecuar la infraestructura educativa. Incluso, este monto es limitado para instituciones con presupuestos anuales menores al medio billón de pesos: sus necesidades son de diferente tipo e imposibles de satisfacer con los recursos asignados.

En este marco, los estudiantes son unos de los interesados en cambiar sus condiciones para dedicarse al estudio, por lo cual el mejoramiento del bienestar y las políticas de permanencia es una prioridad. En cambio, los profesores están más preocupados por fortalecer sus procesos de investigación y la cualificación docente, por ende estos requerirán del debido empujón presupuestal. Para quienes no se encuentran ubicados en las sedes principales de las IES su preocupación gira alrededor de las condiciones de estudio, por esto modificar dichas condiciones estará en el orden del día. En definitiva, y de conformidad con los intereses de los actores universitarios, las necesidades por satisfacer son diferentes y, probablemente, sea imposible hacerlo con pocos recursos y/o de forma simultanea.

Independiente de esto, los consejos superiores les corresponde definir la destinación especifica de los dineros transferidos. En sus manos está priorizar la inversión en una de las cinco opciones señaladas por la resolución: ellos verán si sopesan lo urgente con lo necesario, lo misional con lo cosmético; o se la juegan por hacer con poco mucho, apuntando a los cinco flancos establecidos por el acto administrativo.

En esta dirección, las IES se perfilan como nuevos escenarios de conflicto y disputa. La tensión alrededor de la ejecución de los recursos destinados por el MEN puede conducir a un enrarecimiento en su vida, así como a una oportunidad para forjar un acuerdo alrededor de las prioridades en materia de inversión. Ojalá prevalezca la segunda opción y no los intereses particulares sobre los misionales. Lo que está en juego es sentar las bases para operar un cambio en la actividad académica en las IES, en miras de rescatar el papel crítico de la universidad y la educación superior.

Escrito por Juan Bermúdez

DENUNCIA PÚBLICA POR ANOMALÍAS EN EL PROCESO ELECTORAL DE LA UT


La plancha #5 a la representación estudiantil ante el Consejo Superior de la UT, identificada con el eslogan “Donde Junt@s Construimos y Junt@s exigimos”, denuncia ante la comunidad universitaria y la opinión pública de Ibagué y el Tolima las anomalías que ha experimentado el proceso de elección de representantes estudiantiles a los diferentes consejos de la institución; además, hace hincapié en las irregularidades registradas en el marco de la campaña realizada por nuestro equipo de trabajo tras las visitas a varios Centros de Atención Tutorial (CAT) ubicados en diferentes lugares del país.

HECHOS

El 30 de agosto, con ocasión a una reunión con la mayoría de candidatos, la secretaria general de la UT, Nidia Yurany Prieto Arango, se comprometió a publicar días después el tarjetón, así como a garantizar las piezas publicitarias de cada candidato. A 23 de septiembre, este par de compromisos no se han materializado.

El día 7 de septiembre en el CAT de Purificación, Juan Carlos Galindo Guzmán fue testigo de una manifestación por parte de los estudiantes. Ellos le dijeron “no saber del proceso de elecciones” y mucho menos “que se iba a votar”.

El sábado 14 de septiembre en el CAT de Popayán, la suplente de la plancha #5, Leidy Lisseth Lozano Reyes, registró varias quejas de parte de los estudiantes frente al desconocimiento del proceso electoral en la UT. Ellos manifestaron no saber cómo votar, donde se votaba; además, expresaron que de distancia se había presentado una plancha con publicidad, pero que no habían explicado las propuestas. Lo curioso era que en todos los salones las sillas tenían la publicidad de tarjetón con las debidas indicaciones para votar por esa plancha.

El día 14 de septiembre en el CAT de Girardot, a Juan Carlos Galindo Guzmán una porción de estudiantes a quienes les presentó las propuestas de la plancha #5 dijeron: “por los de presencial no se puede votar, porque no harán nada por distancia”. Expresión que revela la parcialización del voto y una negativa a dialogar con los candidatos de presencial.

El sábado 21 en el CAT de Medellín, la suplente de la plancha #5, Leidy Lisseth Lozano Reyes, no pudo hacer la debida campaña, ya que algunos profesores no le abrieron el espacio para hablar; además, se percató que en las sillas de los salones tenían publicidad de una plancha de distancia, la cual señalaba cómo votar. Sin embargo, no contenía las propuestas.

El 21 de septiembre la coordinadora del CAT de El Tunal, Rita María Castro Ruiz, protagonizó varios episodios en contra de una votación informada. Ella no dejo salonear a Juan Pablo Rodriguez, principal al Consejo Académico, argumentando que ya habían pasado dos planchas y que no podía interrumpir más las clases; por lo cual, lo conminó a ir al día siguiente (domingo), omitiendo que él no es de Bogotá. Lo mismo les dijo a los representantes de la plancha #5, quienes arribaron el sábado a realizar la campaña. Ese mismo día, en frente del candidato al Académico, de María José Murillo y de Juan Carlos Galindo Guzmán (integrantes del equipo de campaña de la plancha #5), la coordinadora añadió: "no podemos dejarle eso a presencial. Yo sé que no quieren a Dani, pero él ha hecho muchas cosas por nosotros", lo cual reveló un sesgo y con esto y una tendencia contra los candidatos de presencial.

El 22 de septiembre en el CAT de Kennedy, algunos estudiantes le manifestaron a Leidy Lisseth Lozano Reyes, a María José Murillo y a Juan Carlos Galindo Guzmán que no podían votar porque sólo van los domingos debido a que trabajan de lunes a sábado. De igual manera, los estudiantes expresaron un desconocimiento total de las elecciones, ya que ni al correo institucional les había llegado alguna información.

El 24 de septiembre circuló una imagen digital que precisó lo relativo a la votación el próximo 27, 28 y 29. El problema es que al no establecer un preconteo el día viernes 27 en la sede central de la UT, ha generado un nivel de zozobra sobre la integridad de tales votos. Se supone que al día siguiente los jurados se presentarán para efectuar el conteo, pero la administración no ha ofrecido alguna garantía que salvaguarde los votos.

En el caso de la plancha #5, el desembolso del dinero fue efectuado a menos de cinco días de realizarse la votación. Además, la funcionaria de la UT encargada le manifestó a los representantes de la plancha que su legalización implicaba un conjunto de soportes que son difíciles de conseguir en este momento: facturas con NIT o RUT del prestador del servicio con copia de la cedula de ciudadanía, así como que los servicios debían estar a nombre de quienes encabezan la campaña. El punto es que esta no la desarrollaron dos personas, sino un equipo de trabajo.

EXIGIMOS

La puesta en marcha de una campaña mediática por parte de la administración universitaria, con el fin de promover la votación de los estudiantes, así como la difusión de las propuestas de cada uno a los consejos que están en juego.

El acompañamiento de los estamentos universitarios de la UT, incluyendo a los trabajadores, en el proceso electoral, en miras de garantizar la mayor transparencia en la elección de los representantes estudiantiles.

La mediación de la veeduría o las veedurías encargadas de efectuar algún seguimiento y control a los procesos que se adelantan en la UT, en perspectiva de asegurar la mayor transparencia en la elección de los representantes estudiantiles.

La intervención de los organismos de control competentes, en aras de evaluar la transparencia del proceso desde su inicio hasta el final.

La compañía de la registraduría y/o de la Misión de Observación Electoral (MOE) para con el proceso electoral en curso, con el ánimo de garantizar la mayor transparencia en la elección de los representantes estudiantiles.

LA ADMINISTRACIÓN Y LAS ELECCIONES DEL 27, 28 Y 29 DE SEPTIEMBRE


La Universidad del Tolima asiste a un nuevo proceso electoral. Tras una larga temporada sin elecciones de representantes estudiantiles, la administración optó por convocarlas luego de la presión ejercida por el estudiantado. Aunque a la fecha el grueso de los estudiantes no conoció sus pormenores, el proceso ha seguido y aspira a llegar el próximo 27, 28 y 29 de septiembre a un puerto: la votación. El problema es que esta dinámica ha transitado en medio de unas anomalías sospechosas por parte de la administración universitaria de la UT.

Por ejemplo, a la fecha, el monto destinado para realizar las campañas no ha sido desembolsado. El anuncio sobre un posible rubro terminó siendo una quimera, porque no se ha hecho tangible. Incluso, todo indica que su legalización estará por fuera del alcance de los candidatos, ya que los requisitos que están exigiendo son peores que los solicitados para una campaña electoral convencional.

El tarjetón ha sido otro pendiente. Después de la reunión del 30 de agosto a la que asistieron la mayoría de candidatos, la dirección se comprometió a poner a circular el formato del tarjetón días después. Al día de hoy, no hay tarjetón, ni siquiera un esquema de la hoja que tendrán que marcar los estudiantes.

La publicidad de las candidaturas no fue diseñada por la administración, tal y como se comprometió: ni siquiera con las fotografías que solicitaron para efectuar el proceso de inscripción realizaron una imagen publicitaria que diera a conocer los candidatos. Por ejemplo, en las facultades exceptuando la de Ciencias básicas no ha circulado una imagen publicitaria de quienes están candidatizados como representantes estudiantiles a los consejos.

Los medios institucionales han estado al margen de la dinámica electoral. En vez de garantizar una circulación de información encargada de ambientar el proceso, el correo institucional y UT Medios no ha dedicado una nota significativa a informar acerca de las elecciones y sobre los candidatos. Al respecto, los estudiantes del CAT de Kennedy (Bogotá) pueden dar fe de esto, así como quienes estudian en el CAT de Medellín y el de Popayán, porque manifestaron un desconocimiento sobre el proceso.

La firma del pacto “por unas elecciones pacificas y transparentes” terminó siendo una trampa, porque no comprometió a la administración. De hecho, su pretensión ha quedado opacada al no actuar en contra de la campaña sucia contra las planchas de presencial. En los CAT de Ibagué, al igual que en los de Cundinamarca y Medellín, algunos candidatos de distancia y sus simpatizantes han parcializado al estudiantado señalando que “los de presencial no harán nada por distancia, por lo cual no hay que votar por ellos”. Además, esta parcialización se ha enfatizado más cuando los directores de los CAT han intervenido, como ocurrió en los CAT de Ibagué o el del Tunal (Bogotá), donde su directora declaró “no podemos dejar que presencial gane las elecciones al superior, porque no harán nada por los de distancia”; o como ha pasado en Neiva y Mocoa, donde la presencia del director del IDEAD ha sesgado la intención de voto de los estudiantes. Incluso, esta ausencia de transparencia se ha expresado en una negativa por parte de los directores de los CAT (entre estos los del Tunal) para adelantar el respectivo saloneo y la presentación de las propuestas ante los estudiantes.

En este marco, vale la pena destacar que la dirección universitaria pretende efectuar el conteo de votos días después de la votación. Lo lógico sería que cada mesa, una vez finalizada la jornada diaria de votación, presente un reporte público que garantice la mayor suma de transparencia. ¿Qué tal que sospechosamente se refunda uno que otro voto o que aparezcan de más? ¿Quién y cuál es la logística que asegurará la custodia de las urnas durante los días previos del conteo?

Como si fuera poco, los testigos electorales los pretende designar la administración universitaria. Se supone que un testigo es quien no siendo parte del andamiaje encargado de garantizar el proceso vela por su normal curso. Así que otros pueden cumplir esta función desde que voluntariamente se postulen y la acepten o desde que los candidatos destaquen a quienes consideren. Al contrariar esto, la designación por parte de la administración vicia el proceso.

Para cerrar, y en miras de la legalización de los recursos de la campaña, la dependencia de la UT encargada está solicitando certificados de asistencia de cada uno de los CAT donde las planchas han ido. ¿Cómo harán las de presencial con directores que les han hecho contracampaña y les niegan el ingreso a los salones? ¿Será posible que la directora del CAT del Tunal emita el certificado correspondiente?

Con todas estas dilaciones, presuntas negligencias y obstáculos el único beneficiado es la administración universitaria. Da la impresión que su interés es obstaculizar el proceso de tal manera que sea necesario reconvocarlo o brindar las condiciones necesarias para que sus aliados sean los que ocupen estos espacios. En definitiva, la dirección universitaria se está rajando, porque no está salvaguardando un ejercicio democrático en atención a los principios establecidos por el Proyecto Educativo Institucional de la universidad.

LAS MUJERES DETRÁS DE LA REPRESENTACIÓN ESTUDIANTIL AL SUPERIOR DE LA UT

De izquierda a derecha: Leidy Lisseth Lozano Reyes y Gladys Verónica Escobar Segura. Plancha #5 a la representación estudiantil ante el Consejo Superior. Foto: Majo.

GLADYS VERÓNICA ESCOBAR SEGURA (PRINCIPAL)

Gladys Verónica Escobar Segura, principal en la Plancha #5 a la representación estudiantil ante el Consejo Superior. Foto: Majo.

“Vero”, “La negra” o “La Crespa”, como es conocida en la UT y a nivel nacional, es estudiante de la licenciatura en Ciencias Sociales y actualmente candidata a la representación estudiantil ante el Consejo Superior. Ella alterna su vida con un compromiso inmenso con el estudiantado: defender la universidad pública desde la FEU-Colombia, organización en la que funge como secretaria de educación. “Vero” suele ganarse la vida siendo asistente administrativa en la UT.

“La negra”, estudiante, activista, candidata, ha entregado su vida ha la defensa de la educación. “La Crespa”, caleña de nacimiento, es amante de la salsa, apasionada por el rock pesado, por la lectura; es educadora popular, aficionada y practicante de Rugby, defensora irrestricta de los derechos de las mujeres y feminista. Ella ha dado mucho de qué hablar desde su llegada a la UT en el 2017, porque fue una de las precursoras de la reactivación de CEUT (Coordinadora Estudiantil de la UT), la cual cumplió un rol importante en la movilización estudiantil de 2018. Gracias a su constante lucha, agitación y abnegación con el movimiento estudiantil, ella se ganó un puesto en el bus de las y los delegados de UT ante la UNEES.

Hoy, “La negra” ha asumido un compromiso inaplazable. Desde la representación al Consejo Superior o desde su rol como simple activista y lidereza, ella seguirá en la defensa de la educación y los intereses de los estudiantes; además, continuará retribuyendo la confianza depositada por sus compañeros de estudio y de lucha, así como de los profesores y trabajadores que ven en su consecuencia una forma de darle un nuevo rumbo a una universidad que hoy se encuentra sumida en la corrupción clientelista.

LEIDY LISSETH LOZANO REYES (SUPLENTE)

Leidy Lisseth Lozano Reyes, suplente en la Plancha #5 a la representación estudiantil ante el Consejo Superior. Foto: Majo.

“Le”, “Leli”, “La peleona del resta” y algunas veces Leidy es estudiante de la UT y cursa 8º semestre de la licenciatura en Ciencias Sociales; además, es candidata suplente a la representación estudiantil ante el Consejo Superior de la UT. Estudiante destacada, activista estudiantil, dirigente local y encargada del equipo de organización de la FEU- Colombia, alterna su vida con la difícil labor de ser “profe” de un 4º grado en una escuelita de la ciudad de Ibagué.

“La peleona del resta” es oriunda del Espinal-Tolima, hincha del equipo de sus amores, el Deportes Tolima, hippie, viajera, estudiosa empedernida. Ella mezcla su música psicodélica con reggae, cumbias, y un poco de rock alternativo; además, es lectora de poemas, gustosa de la “bici” y feminista.

“Leli”, estudiante, profe en formación, activista y suplente, ha defendido la educación pública no sólo desde la entrada a la Universidad, sino desde que estudiaba en el colegio “Industrial” en su ciudad natal. Con sus escasos 20 años, los últimos 7 se los ha pasado de movilización en movilización: la marcha carnaval, la movilización en defensa por la paz, y un montón de acciones realizadas por los estudiantes de la universidad. Bogotá, Neiva y por supuesto Ibagué han atestiguado los pasos que Lisseth ha dado defendiendo las 3 banderas que la mueven: La educación pública, el agua y la vida y la paz con justicia social.

“Le”, con sus 1.5 metros de altura, ha dejado una huella imborrable en la Facultad de Educación, porque fue una de las abanderadas de la movilización del semestre B 2018. “El bloque Paulo Freire” como se conoció a ese centenar de licenciados en formación, que salieron a caminar, siempre llevaba a una pitufita de mochila arhuaca y de ropas multicolores, quien lanzado consignas en contra del gobierno local y nacional iba llevando a la gente hacia los distintos lugares de finalización de las marchas.

Hoy “la chiquita brava” tiene un compromiso inmenso. Así no se gane la representación, ella seguirá enarbolando las banderas que lleva muy adentro, porque el compromiso es uno y ese compromiso la llevó a aventurarse, quizás, en uno de los retos mas grande de su corta vida: asumir la suplencia de la persona que llevara la responsabilidad de un poco más de 17 millares de estudiantes que conforman el estamento estudiantil de la UT. Por esto, ayudará a promover las decisiones que encausen por el camino más adecuado a su Alma Mater, sumergida en la corrupción de los gobernadores de turno.

Escrito por "Juancho"

ELECCIONES TRANSPARENTES EN LA UT: LA FALACIA DE SEPTIEMBRE


La puja de los estudiantes de la UT por un espacio en el Consejo Superior, el Académico y los de facultad se ha enmarcado dentro un pacto por unas elecciones pacificas y transparentes. Días atrás, el grueso de los candidatos lo suscribieron correspondiendo con el interés y el deber de la dirección universitaria por desarrollar un proceso electoral democrático y participativo. Sin embargo, esto ha terminado siendo un saludo más a la bandera.

La disputa por la representación al Consejo Superior se ha desarrollado en medio de un ambiente contrario a los principios del pacto. Por ejemplo, el equipo de trabajo de la plancha #5 se ha encontrado con comentarios resultantes de una campaña sucia contra quienes aspiran a asumir esta representación desde presencial. Entre estos figuran unos difamatorios que los ubican como quienes desean clausurar el IDEAD (lo peor de todo es que hay profesores y directivos que saben de estas conductas). Por esto, una parte del estudiantado de distancia se ha mostrado reticente al diálogo con los candidatos de presencial, porque ya están parcializados.

Lo paradójico de la situación es que los de presencial, en particular la plancha #5, se ha dado a la tarea de pensar en los de distancia. En su condición de estudiantes de la sede central han reconocido que la existencia de dos modalidades de educación no es un pretexto para separar la universidad y sus estudiantes. Por el contrario, se la están jugando por exigir en el superior una asignación presupuestal que asegure lo más mínimo para el estudio. Muestra de esto es su insistencia por reorientar el presupuesto en función de la conectividad, y un bienestar garante de la permanencia y la graduación.

La cuestión es más chistosa aún. Con respecto a las propuestas de antiguas candidaturas, la plancha #5 es la que ha considerado la importancia de sedes de la UT en otros municipios diferentes a Ibagué. La calidad de la formación, que es el resultado de varios factores, requiere de una infraestructura adecuada y pertinente: no más colegios prestados o alquilados para la actividad académica universitaria. En otras palabras, una la plancha de presencial está pensando en quienes están en otros lugares del Tolima y el país pagando por un servicio.

Lastima que la transparencia se esté viendo opacada por prácticas que atentan contra la democracia. En atención a los principios de la UT, esto constituye una grave afrenta, porque solapa el carácter democrático de la institución y la presunta participación en la toma de decisiones; incluso, pone en entredicho el papel de la dirección universitaria, en tanto no está garantizando la transparencia que ha exigido y la que debe garantizar. Ojala, y antes de culminar el debate electoral, la dirección se ponga las pilas con un necesario debate entre los candidatos. Tal vez así remedie su omisión con la transparencia que tanto enarbola.

Escrito por David Rodrigo Copetrán

“JUANCHO” AL CONSEJO DE LA FACULTAD DE EDUCACIÓN

De izquierda a derecha: “Juancho”, candidato a la representación estudiantil al Consejo de Facultad de Ciencias de la Educación; Lediy Lozano, suplente de la candidata a la representación estudiantil al Consejo Superior; María José Murillo, activista estudiantil de la FEU-Colombia en la UT; y Verónica Escobar, candidata a la representación estudiantil al Consejo Superior. Foro: Majo.

Juan Carlos Galindo Guzmán, conocido como “Juancho”, “Churros” o “Chispas”, es un estudiante de 8º semestre de la Licenciatura en Ciencias Sociales. Desde su ingreso a la Universidad del Tolima, su preocupación por los asuntos del programa y del país ha estado en el orden del día. Esto lo llevó a perfilarse como un activista estudiantil, quien con gran ahínco se destacó en la movilización del semestre B de 2018.

Con motivo a la elección de representantes estudiantes al Consejo Superior y los consejos de facultad, hablamos con Juan Carlos sobre su postulación. Tras culminar su venta de sándwiches –forma mediante la cual se rebusca la permanencia en la UT–, conversamos con él sobre varios temas sensibles para su programa y la facultad. Como resultado, presentamos las opiniones del candidato a la representación estudiantil al Consejo de Facultad de Ciencias de la Educación.

Agencia Estudiantil de Prensa: ¿Por qué asumió la candidatura de representante estudiantil al consejo de la facultad de educación?

Juan Carlos Galindo Guzmán: Primero, por el compromiso que de alguna manera adquirí con las personas de mi semestre y de la licenciatura. Segundo, por el compromiso adquirido con los estudiantes antiguos que integraron la FEU-Colombia, porque ellos nos legaron la tarea de insistir en un mejor programa y una mejor facultad: allí me he formado como ciudadano y profesor en formación. Tercero, por la necesidad de romper ese paradigma que ubica a quienes estudiamos una licenciatura como los que no tuvieron otra opción en la universidad o no nos alcanzó el puntaje del ICFES para estudiar otra cosa. Cuarto, en miras de sacar del olvido a una de las facultades con más trayectoria en la universidad, pero que ha sido trajinada por las políticas educativas. Quinto, con el fin de romper con una frase que está generalizándose: “ser profesor es para flojos” (lo cual me lo han dicho muchas veces). Por último, porque quiero rescatar el estatus del profesor, ya que lo considero un ser político: él tiene a su cargo la formación de personas y ciudadanos, y no podemos ser inferiores a esto.

AEP: Desde el Consejo de Facultad, ¿Qué podría hacer por las y los estudiantes?

JCGG: En lo inmediato, mantener al tanto a las y los estudiantes de lo que sucede en el interior del Consejo de Facultad y de las implicaciones de sus decisiones para cada programa. Además, la idea es llevar las problemáticas de los estudiantes de cada licenciatura al consejo en busca de soluciones prontas y tangibles. Esto en razón a que cualquier representante –así no sea yo– le corresponde defender los derechos del estudiantado. Incluso, como el consejo tramita los temas académicos y administrativos de la facultad primero y deja los asuntos relacionados con los estudiantes para las ultimas semanas de estudio, considero importante que dichos temas estén en la agenda de todas sus reuniones y no para las últimas semanas del semestre cuando muchas veces ya no hay mucho por hacer. Por último, creo necesario gestionar un programa propio de la facultad que contribuya a garantizar el bienestar del estudiantado que se está formando como licenciado.

AEP: ¿Qué piensa de la renovación de los registros calificados de las licenciaturas?

JCGG: Creo que son un tanto lesivos. Al escuchar de la “renovación de registros calificados” uno cree que las licenciaturas se están mejorando, pero, ¿Cuáles son las universidades que lo pueden hacer? Para renovar el registro, la licenciatura en Ciencias Sociales tuvo que cambiar todo el pensum. Así que hoy tenemos dos licenciaturas: la antigua y la nueva que es diurna. Esto mismo ocurrió en Ingles: la nocturna fue acabada, mientra existe un programa diurno diferente al primero. El gran lío de esto es que a nombre del mejoramiento nos modifican las licenciaturas y sus mallas curriculares, pero seguimos sin las condiciones fundamentales para estudiar y formarnos como profesores. En este sentido, la “renovación de registros calificados” termina trayendo más problemas que los que intenta resolver.

Y… ¿Qué opinión tiene sobre las acreditaciones de alta calidad?

JCGG: Las acreditaciones van de la mano de la “renovación de los registros calificados”. El problema es que las que más han avanzado en estos procesos han sido las universidades privadas: nunca ofertaron una licenciatura en su historia y hoy lo hacen con la certificación de alta calidad. Para su suerte, estas instituciones han tenido los recursos para solventar las exigencias que el Ministerio de Educación les ha exigido. Así que este tipo de acreditación ha terminado siendo un privilegio para unos un reto duro de cumplir para otros.

AEP: La práctica docente, ¿Necesita algo para mejorar?

JCGG: Sí, y mucho. Por una parte, la práctica docente no coincide con el calendario académico de las escuelas de Ibagué, lo cual trunca la práctica y nuestra formación. Además, él o los encargados de esta en la facultad no realizan un seguimiento mínimo a su desarrollo. En materia de gestión, la demora en el trámite de la ARL es otro inconveniente recurrente, al igual que la tardanza en la presentación de la relación de los practicantes en los colegios. En medio de todo esto, la falta de un apoyo económico (al menos para los transportes) es otro asunto grave, el cual solventan con la política de “le asignamos colegio cercano a su casa, para que no gaste pasaje”. El problema es ¿Será qué los practicantes no comemos? Los practicantes, ¿No serán víctimas de la lluvia? Los practicantes, ¿Será que no se enferman? A este respecto, una tarifa diferencia en el transporte público nos sería bastante útil, tanto para practicantes como para todos los estudiantes de la universidad. En este sentido, la práctica en los colegios requiere de unas garantías mínimas más allá que un colegio seguro.

A propósito de la práctica docente, quiero señalar una confusión que ha venido predominando. Mientras unos hablan de esta, otros hablan de la “práctica pedagógica”: ¿Cuál es la diferencia? ¿Cuál es el papel de la didáctica en estas conceptualizaciones sobre lo que hacemos en el colegio? Incluso, otro grupo ha venido hablando de investigación pedagógica cuando nuestros fundamentos en investigación no son sólidos. Incluso, nos han enviado a los colegios con el fin de realizar una especie una observación sin saber qué papel juega en una investigación. Tal vez algunos profesores se sientan por lo que acabo de decir, pero quiero señalar que alrededor de la práctica hay confusión, porque no hay unidad de criterio desde quienes están al frente del programa y la facultad.

AEP: El último representante estudiantil al Consejo Superior estuvo desconectado de los estudiantes. En caso de lograr la representación, ¿Cómo mantendrá conectado con sus compañeros?

JCGG: De antemano, diré que le haré campaña a la Plancha # 5, la cual creo que es la más completa por los ideales y pretensiones que tengo y tenemos. ¿Por qué? Porque la forma de mantener la conexión no sólo con el Consejo Superior, sino con el Académico y con los otros Consejos de facultad, es mediante los consejos estudiantiles de programa y de facultad. ¿Para qué? Para llevar de primera mano la información de los problemas de las facultades sin pretender abolir el espacio de mayor decisión de las mismas, que son las asambleas. De hecho, creo esta articulación podría ser una forma efectiva de incidir en la vida de la universidad y en las decisiones acerca de su curso y que nos comprometen como estudiantes.

AEP: Usted como candidato a la representación de la Facultad de Ciencias de la Educación ¿Qué espera de los futuros representantes ante el Consejo Superior y Académico?

JCGG: La mayor expectativa la tengo en el Consejo Superior, porque es el que maneja el presupuesto de la Universidad. Este órgano de dirección dispone de los recursos de cerca de 18 mil estudiantes que concurrimos a la universidad; asimismo, es el que decide todo frente al funcionamiento de la UT. Por ende, espero que el dinero logrado en el marco de la movilización por los estudiantes sea invertido en los estudiantes no sólo de presencial, sino de distancia, ya que debemos de quitarnos esa idea que se tiene de dos universidades: la UT de presencial y la UT de distancia. De igual manera, espero que el Consejo Superior sea abierto, es decir que publique la información que circula en su interior y no como suele suceder: los informes salen un día o dos días después de la reunión. Al respecto, ni eso fue capaz de hacer el representante actual y que lleva más de 5 años ahí en ese puesto. Frente al Consejo Académico, espero que asuman un verdadero compromiso con el estamento más grande de la universidad y garanticen la movilización estudiantil.

De cualquier modo, los representantes estudiantiles de hoy tienen gran culpa de que el estudiantado esté quieto. Ellos han sido cómplices de las directivas y los profesores que no están con la defensa de la universidad, ya que no hacen valer –por ejemplo– los permisos gestionados para las acciones de protesta. Al escudarse en que “el profesor o la profesora que quiera dar clase, no se le puede obligar a dar permiso académico”, se lavan las manos y juegan con los intereses del estudiantado. El problema es que también lo hacen con otros temas sensibles, como los actos de corrupción que afloran en la universidad, como las transas que hacen con profesores en aras de evadir las clases e ir a ver los partidos de futbol. Por esto, espero unos representantes de parte de los intereses de los estudiantes y trabajando día a día por su defensa y concreción.

RECTORÍA: QUÉ PASÓ CON LAS GARANTÍAS


El viernes 30 de agosto, la administración universitaria de la UT asignó los números con los que serán reconocidas las candidaturas estudiantiles al Consejo Superior, al Consejo Académico, al IDEAD y a las facultades; asimismo, especificó los montos con los que contarán algunas de estas planchas con el fin de socializar sus propuestas; en otras palabras, correspondió con los mínimos necesarios para echar a andar un proceso pospuesto en varias oportunidades.

Aunque la administración consideró estas acciones como parte de “las garantías para que este proceso sea transparente, democrático y participativo”, el presente evidencia otra situación. A la fecha, es decir a menos de tres semanas de las elecciones de representantes estudiantiles, los muchachos de la UT no conoce a los candidatos. Al Consejo Superior y al Consejo Académico las planchas que suenan son ruidos periféricos en el campus universitario, sobre todo en presencial. Incluso, en las facultades el panorama no es diferente: los estudiantes tampoco distinguen a quienes postularon su nombre para fungir como representantes estudiantiles.

Este desconocimiento juega en contra de cualquier espíritu democrático. Al obstaculizar la participación, solapa la importancia de la acción documentada de los llamados a tomar parte en una comunidad. De hecho, el desconocimiento frustra el ejercicio de la autonomía universitaria, en la medida en que mantiene al margen de las decisiones claves a uno de los estamentos que le da vida a la academia. En definitiva, el desconocimiento del proceso, sus candidatos y las propuestas contraria la democracia como principio de la UT.

Una de las formas de remediar esto es haciendo efectivo y con prontitud el monto asignado a cada plancha. Con este aporte, los candidatos podrán aproximar sus ideas al estudiantado y acercarse a quienes no están en la sede central de la UT. Sin embargo, la cuantía será insuficiente para lograr este cometido. Por esto, la administración le corresponde hacer un esfuerzo adicional en correspondencia con los principios consignados en el Proyecto Pedagógico Institucional (PEI).

Por ejemplo, la UT cuenta con el correo institucional de todos sus estudiantes, ¿Por qué la administración ha tardado en emplear estos medios para dar a conocer las candidaturas al Consejo Superior, el Consejo Académico, el IDEAD y las facultades? Desde hace algún tiempo, el portal UT Medios ha producido una serie de materiales audiovisuales destacando la trayectoria y aporte de algunos profesores, ¿Por qué la administración se demora en explotar esta opción como forma de ambientar la participación del estudiantado dando a conocer las propuestas de los candidatos? ¿Por qué la dependencia o funcionario encargado ha demorado en convocar al debate público a los candidatos? ¿Qué pasa con la diligencia de la dirección universitaria a la hora de promover la participación documentada cuando el tiempo del proceso de elección de representantes es corto?

Las garantías no son una serie de declaraciones al aire, son acciones fehacientes que contribuyen –en este caso– con el proceso de elección de representantes estudiantiles. El desconocimiento acerca del procesos urge remediarlo con prontitud. De lo contrario, el estudiantado asistirá, una vez más, a un simulación en la que unos pocos son los que deciden por todos. Lo peor de todos es que los victoriosos son quienes terminan, en razón a un mecanismo de participación amañado, ganando los estrechos espacios desde los cuales los estudiantes pueden denunciar, resistir y proponer.