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CINCO PROPUESTAS ORIENTADAS A DEMOCRATIZAR LA UT


La necesaria actualización del estatuto general y estudiantil volvió a poner en la picota pública el problema de la participación de los estamentos en las decisiones de la universidad. Según unos, las reformas se han hecho a de cara a la comunidad universitaria y de forma participativa. Mientras tanto, otros han sostenido lo contrario: los procesos se ha efectuado en el marco de cierto hermetismo. Sea de una forma o de la otra, a la fecha no hay un documento público sobre las reformas a estos estatutos. Tal vez la excesiva democracia ha impedido un acuerdo o el secretismo ha imposibilitado revelar que un grupo pequeño es el autor de las modificaciones.

Independiente de esto, el tiempo se agota para la universidad. El proceso de acreditación exige celeridad al respecto y la dilación no está ayudando. Por esto, y antes que aparezca un estatuto general reformado de la nada, ponemos a consideración cinco propuestas para avanzar en la democratización de la Universidad del Tolima.

La aprobación o modificación del estatuto general, del profesor, del personal administrativo y de los estudiantes no puede seguir cursando a espaldas de la comunidad universitaria. Si bien esto es una de las funciones del Consejo Superior (artículo 18, numeral 9), el trámite de ciertos cambios sin consultar al estudiantado, el profesorado, los egresados y los trabajadores lesiona la autonomía universitaria en su más profundo sentido; de hecho, distancia a la universidad de una institución fundada en la deliberación, el pluralismo y la construcción de acuerdos. En este sentido, proponemos la inclusión de un parágrafo al artículo 18 que subsane esta situación y potencie la participación decisoria de los estamentos universitarios.

Propuesta de parágrafo: “La aprobación o modificación de los Estatutos General, del Profesor Universitario, del Personal Administrativo y de los Estudiantes resulta de un proceso asambleario de carácter decisorio con cada estamento, el cual reglamentará, cada vez que sea necesario, la rectoría tanto en sus tiempos como en la participación.”

En una dirección similar, consideramos que el estudiantado, el profesorado y los egresados les corresponden participar activamente en las decisiones sobre el desarrollo académico de la universidad en lo relativo a docencia, programas académicos, investigación, extensión y bienestar universitario. Esta función que es propia del Consejo Académico no puede quedarse en sus linderos. La dimensión de estos asuntos requiere de un tratamiento con el conjunto del estudiantado y el profesorado, ya que ellos son los protagonistas en los procesos educativos, investigativos y de extensión que realiza la universidad. Por esta razón, proponemos la adición del siguiente parágrafo al artículo 20 del estatuto general.

Propuesta de parágrafo: “Las decisiones en materia de docencia, programas académicos, investigación extensión y bienestar universitario resultan de la realización de asambleas de carácter decisorio con cada estamento, la cuales reglamentará, cada vez que sea necesario, la rectoría tanto en sus tiempos como en la participación.”

Frente a las funciones del rector, proponemos dos modificaciones enfocadas en garantizar la participación de los estamentos en el diseño del curso de la universidad. Por una parte, planteamos cambiar el numeral 3 del artículo 22. Por otra, consideramos oportuno transformar el numeral 4 del mismo artículo. En términos de la redacción, nuestra propuesta es la siguiente:

Artículo 22, numeral 3: “Proponer al Consejo Superior, para su aprobación, el plan de desarrollo de la Universidad, elaborado por la Oficina de Planeación, una vez que haya sido revisado y recomendado por el Consejo Académico, así como por los profesores, egresados y estudiantes reunidos en un congreso universitario.”

Artículo 22, numeral 4: “Presentar al Consejo Superior, para su aprobación, el presupuesto anual de la Universidad, elaborado por la Oficina de Planeación, una vez que haya sido revisado y recomendado por el Consejo Académico, así como por la asamblea de profesores, el consejo de egresados, y el Consejo Superior Estudiantil o cualquier otra figura que funja como organismo representativo e interlocutor del estudiantado; asimismo, proponer las modificaciones que en su implementación se hagan necesarias con la aprobación de los profesores, egresados y estudiantes.”

Con estas cinco propuestas esperamos dotar de mecanismos de incidencia al estudiantado, al profesorado, a los egresados y a los trabajadores. Nuestra idea es ir superando su condición de ‘convidados de pierda’ en las instancias de decisión y perfilarlos como protagonistas en la conducción de la universidad, porque en ellos reside el ejercicio académico en la institución. Así, los estamentos contarán con nuevos canales de relacionamiento con los órganos de dirección en perspectiva de unificar criterios respecto al curso y papel de la Universidad del Tolima.

ANTE EL INCUMPLIMIENTO SÓLO QUEDA PRONUNCIARSE

«Sé que la cárcel será dura como no la ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a 70 hermanos míos. Condenadme, no importa, la historia me absolverá».
Fidel Castro Ruz



COMUNICADO A LA OPINIÓN PÚBLICA
7 de julio 2019

Como lo previmos a inicios de este año, el acuerdo "histórico" entre estudiantes, profesores y el Gobierno Nacional, tenía una serie de vacíos e incongruencias de redacción que eran peligrosos para el cumplimiento del mismo. Como organización estudiantil fuimos detractores no solo del acuerdo, sino también de la forma inconsulta de la firma; lo que provocó que la fuerza acumulada durante tres meses, la construcción de base, la confianza y las masas en las calles, disminuyeran significativamente y con ello entráramos a un reflujo del movimiento estudiantil mucho más fuerte que el esperado.

No fuimos detractores del acuerdo por capricho, lo fuimos porque considerábamos que lo firmado era pírrico y no lograba ni el 1% de lo peleado en las IES con el pliego de peticiones. Es necesario tener la claridad de que las y los estudiantes entramos a paro nacional con la ilusión desbordada de lograr detener algunas leyes que iban hacia la profundización del neoliberalismo en la educación; pero al hacer el balance se logra vislumbrar que el pliego no era conveniente al carecer de propuestas claras desde el estudiantado. Cometimos un error similar al de la MANE: el paro era el escenario para escribir y participar de la construcción de un nuevo modelo de educación -si lo hubiésemos querido-. Nuevamente nos queda el reto de escribir para que las futuras generaciones no comentan el mismo error.

Hoy, nos encontramos con un panorama desolador: un acuerdo que le ha abierto las puertas a las modificaciones que necesita el Gobierno para implementar las leyes que vienen desde años anteriores, IES en reflujo, una fuerte apatía por parte del estudiantado no organizado, unas organizaciones estudiantiles que no reconocen su error político y un Gobierno que miente, no solo al estudiantado sino a la sociedad. Este último ya se caracteriza por incumplirle a cada movimiento social y popular, lo que hace necesario que la UNEES asuma las conclusiones emanadas por el último ENEES de emergencia con carácter especial realizado en la Universidad del Tolima, donde se llama a denunciar el incumplimiento y a nutrir la discusión desde los escenarios de base: ganándose la confianza de nuestras compañeras y compañeros, construyendo propuestas claras que nos permitan potenciar la movilización y la organización.

Como FEU-Colombia invitamos a las otras organizaciones estudiantiles a que reconozcan su papel en este desacierto político, a que perfilemos la pelea por un nuevo modelo de educación que nos conduzca a dar la discusión por un cambio estructural en el país y especialmente llamamos al estudiantado colombiano a estar vigilantes de lo que acontece en nuestras IES, a que se sume a esta incansable lucha, a que su llama soñadora y rebelde no se apague, sino que por el contrario sea la oposición a las políticas de hambre y depredación del gobierno actual.

Para finalizar recalcamos en que este llamado no lo hacemos con el fin de profundizar en las diferencias que no nos han permitido encontrarnos en puntos mínimos para la unidad de acción, lo hacemos con el fin de sanar las heridas profundas que con la desconfianza han calado: para que la CONSIGNA DE LA UNIDAD no sea frustrada, sino que se vuelva una realidad práctica de nuestro día a día.

FEDERACIÓN DE ESTUDIANTES UNIVERISTARIOS DE COLOMBIA
¡DESDE LAS AULAS A LAS CALLES!

LA REGIONALIZACIÓN ES PARA QUE LAS UNIVERSIDADES SEAN CENTROS DE DESARROLLO: BRYAN R. CUEVAS

Bryan Ricardo Cuevas, estudiante del programa de Economía de la Universidad del Tolima e integrante de la MERE.

La crisis financiera de las universidades públicas colombianas puso en evidencia un problema más que afecta al Sistema Universitario Estatal (SUE). A parte de la desfinanciación que ha experimentado, las universidades públicas han venido afrontando un serio inconveniente con la redistribución de los pocos recursos estatales destinados para su sostenibilidad y funcionamiento.

Esto justificó la atención de la Mesa de Economía para la Representación Estudiantil (MERE), un grupo de estudiantes del programa de Economía de la Universidad del Tolima, quienes exploraron los orígenes del problema y emprendieron un esfuerzo por buscar una salida a esta situación. Aunque la propuesta no está totalmente consolidada, hoy por hoy constituye un insumo relevante en la proyección de un nuevo modelo de financiación para el SUE y, en general, para la educación superior colombiana.

Desde la Agencia Estudiantil de Prensa (AEP) conversamos con Bryan Ricardo Cuevas, integrante de la MERE, quien a su vez es pasante en el área de publicaciones e investigaciones de la Cámara de Comercio de Ibagué, y fue vocero de la UT ante la Unión Nacional de Estudiantes de Educación Superior (UNEES). Con él nos detuvimos en la propuesta, sus antecedentes y alcances.

AEP: ¿De dónde resultó la propuesta de regionalización elaborada por la MERE?

Bryan Ricardo Cuevas: La propuesta de regionalización nació de un estudio del CERE (Centro de Estudios Regionales de la UT). Unos compañeros hicieron ahí su pasantía para crear la propuesta de regionalización de la Universidad de Tolima. En este estudio ellos hicieron un rastreo acerca de la regionalización, cuáles han sido sus antecedentes y quiénes la han usado a nivel nacional e internacional. Cuando surge la MERE, ellos nos comparten –aunque yo no hacía pasantía en el CERE– esa propuesta e iniciamos a estudiarla y a aplicarla a la educación superior.

Nosotros empezamos con algo muy pequeño que fue con temas de la facultad, saltamos a nivel universitario con el tema de la mesa intersectorial que fue un completo fracaso debido al problema que tiene la UT de información financiera, y fuimos escalando hasta llegar al ámbito nacional, empezando con los temas del acuerdo, cuánto eran la cifras… todo esto hasta llegar a las propuesta para la reforma de los artículos 86 y 87 de la Ley 30 de 1992.

AEP: ¿Qué les arrojó el estudio del CERE sobre la financiación de las universidades estatales en Colombia?

BRC: En este aspecto, ubicamos un problema. Los artículos 86 y 87 se basan en algo llamado modelo inercial (la inercia es el estado quieto de un objeto). Este modelo viene desde el 60 o 70 con el informe ATCON, el cual planteó la universidad tal cual como la conocemos hoy, destacando que las universidades debían financiarse solas. A partir de estas décadas es que nació el cuento de la autofinanciación y que las universidades se deben al sector productivo.

Hacia los 80, casi a finales de los 70, nace la Ley 80, la cual planteó una distribución de los recursos para las universidades. El problema es que no se basó en un argumento técnico, sino un argumento político. Los senadores, los congresistas, los representantes de aquel entonces de las regiones iban y negociaban con el gobierno nacional y con el ministerio de educación los recursos. Así, y a medida que ejercieron más presión y con mayor cantidad de representantes, lograron obtener más recursos. Por esto hoy en día universidades como la de Antioquia, la del Valle, Bogotá, son las que tienen mayor cantidad de recursos. A esto hay que sumarle la universidad Nueva Granada, cuya matricula vale seis o siete millones promedio y recibe más que una universidad pública regional. Toda la presión política que fue ejercida en esa época determinó la distribución de recursos a las diferentes universidades tanto del orden nacional como del nivel regional.

En la década del 90, la constitución de 1991, y una nueva perspectiva económica planteó una nueva reforma a la inversión educativa: en ese momento nació la famosa Ley 30 de 1992. En materia de financiamiento esta ley le dedica los artículos 86 y 87. El primero plantea girar recursos a las universidades a partir de los precios de la inflación, pero con base en los recursos que venían girando anteriormente, es decir con base en la Ley 80 y no con base en un argumento técnico.

Entonces, de un modelo que planteó una desigualdad en la distribución de los recursos, y de modelo que no cubrió las tasas de crecimiento real de las universidades resultó la universidad que tenemos hoy. Tras más 25 años con esto, las universidades ya no dan abasto, porque siguen experimentado la disparidad en la distribución de los recursos. De hecho, esto se expresa en que tres universidades (la de Antioquia, la Nacional y la del Valle) se llevan el 43% de los recursos. Además, las universidades –desde 1993– han experimentado un desfinanciamiento derivado de un crecimiento presupuestal atado a los precios de la inflación, el cual no permite calcular el crecimiento real de cada una.

Aparte del problema de desfinanciamiento, el cual no desconocemos, hay uno más grave y es la distribución de los recursos. En este aspecto es cuando nosotros nos planteamos cómo se deben distribuir estos recursos. El punto es que el artículo 87 de la Ley 30 de 1992 señala que la distribución debe hacerse en atención a índices sintéticos.

Un índice sintético es una regresión, es decir es un modelo estadístico mediante el cual se mira cómo va a crecer la universidad o cómo va se le van a asignar los recursos dados unos criterios planteados por el ministerio. Por ejemplo, calidad: número de profesores de planta, cuántos de estos son doctores, cuál es la infraestructura de la universidad (número de edificios); cobertura, o sea del número de estudiantes que son su objeto cuántos logra absorber; bienestar universitario, y asimismo hay otras variables. Unas seis o siete variables.

Si yo comparo la tasa de profesores doctores de la UNAL con la USCO, ¿Quién tiene mayor cantidad de profesores doctores? En materia de investigación, quién genera más documentos de investigación por año… pues la UNAL o la del Valle comparados con la del Tolima u otras. Lo que sucede es que aparte de la inequidad vía negociación política hay otra inequidad vía funcionamiento. Cómo voy a comparar una universidad que tiene más de 60 grupos de investigación aprobados por COLCIENCIAS contra una que tiene dos… ¿Cómo pretendo jalonar recursos? Esto es inequitativo, es absurdo. A partir de este diagnostico, la MERE dice “toca cambiar ese discurso”. Y no sólo lo dice la MERE, lo dicen otros autores antes que nosotros.

AEP: Con base en lo plantado, ¿En qué consiste la propuesta de regionalización que vienen trabajando?

BRC: La regionalización es un término que no es nuevo ni es planteado por el acuerdo 2034 –como alguien nos dijo por ahí– ni es de la OCDE (si lo usa la OCDE no pasa nada). La regionalización aparece por ahí en los años 20. Bosier fue uno de los primeros en plantear el término. La regionalización plantea una descentralización de los recursos con el objetivo de dinamizar las demás regiones en torno a políticas sociales, educativas, económicas, infraestructurales y culturales. Esto implica descentralizar esos recursos para que todas las regiones crezcan de una manera –por lo menos– equitativa o pareja.

En educación, la idea es mejorar los rendimientos de las universidades sin generar el detrimento de la UNAL, que es la confusión que aún predomina. “Es que nos van a quitar recursos”. No, no se les va a quitar algún recurso. Lo que estamos diciendo es “oigan, ustedes están creciendo muy rápido”, “ustedes están acaparando más espacio del que deberían tener”. Hay que recordar que hay muchos estudiantes que no son de Bogotá, son de otras regiones, y la idea no es que un estudiante de Puerto Gaitán-Meta se vaya a la UNAL, sino que la Universidad de Los Llanos sea igual que la UNAL o tenga –por lo menos– el mismo nivel de proyección que la UNAL, así como las demás universidades.

Lo que planteamos con la regionalización es que las universidades sean centros de desarrollo político, económico y social dentro de cada región. La idea es que las universidades sean ese foco que le permita a las regiones proyectarse y desarrollarse –más que crecer– en diferentes ámbitos.

AEP: En esa propuesta de regionalización, ¿Han contemplado la existencia de universidades nacionales a propósito del caso de la UNAL que tiene diferentes sedes en varios lugares del país?

BRC: Ese tema también lo estuvimos comentando… y es que la UNAL si bien es cierto tiene otras sedes, ¿Dónde se centralizan los recursos? En Bogotá. En realidad la sede de la UNAL es en Bogotá, porque las otras son subsedes, porque no tienen la misma cantidad de recursos. Entonces, ¿Cuál es la idea? Más que montar una sede de la UNAL, porque al final va a terminar centralizándose todo en Bogotá, es que las otras universidades sean las que crezcan y tengan un mejor desarrollo dentro de las mismas. Podemos montar una sede de la UNAL en Ibagué, pero no tiene mayor sentido, porque a final de cuentas primero va a llegar a Bogotá y de Bogotá se redistribuyen los recursos y estaríamos haciendo automáticamente lo mismo.

AEP: En cuanto a estimativos, ¿Tienen alguna proyección, algún calculo o algún criterio sobre el cual se piense la distribución de los recursos estatales?

BRC: Hemos pensado en dos formas y una manera de hacerlo es mediante estudiante o número de matrícula. El número de matrícula es el número de estudiantes que tiene cada universidad y con base en este dato girar una determinada cantidad de dinero. Esta es la primera proyección. La segunda es hacerlo a través de incentivos. ¿Cómo así que a través de incentivos? Aunque aquí viene otra vez la confusión, porque dicen que es una técnica mercantilista. No es mercantilista. Si una universidad tiene la capacidad para generar x o y cantidad de documentos al año, o x o y cantidad de estudios, es decirle “oiga, si logra hacer esa cantidad de estudios, así mismo vamos a girarle una cantidad de dinero adicional”. En definitiva, según la capacidad de cada universidad así se le giran los recursos. De esta forma, las universidades más pequeñas podrán recibir un poco más con el objetivo que se les empuje el crecimiento para superar el círculo vicioso en el que están y las lleve a un círculo virtuoso. Una vez estén en el mismo nivel de las grandes no podemos seguir dándole más crecimiento a ustedes, porque pasará lo contrario. Esto significa estabilizar las tasas de crecimiento de las universidades pequeñas para emparejar las cosas con las universidades grandes y luego distribuir los recursos de manera equitativa.

AEP: El sistema educativo colombiano básicamente el superior no solamente está integrando por el SUE, sino por un conjunto de instituciones técnicas y tecnológicas. ¿Qué papel deberían jugar en el marco de la propuesta de regionalización?

BRC: El tema de las ITTU hasta ahora lo estamos incluyendo. Conocimos la red ITTU a través de esta coyuntura y no sabemos aún cuán disparejo es la distribución de ellos, porque no tienen base presupuestal. Si no hay base presupuestal no podemos dar un diagnostico fiable de cuál debe ser el criterio para asignarle recursos. ¿Los vamos a incluir? Sí, pero con el tiempo. Aún no tenemos un estimativo de eso, porque es una labor enorme.

AEP: Frente al SENA… con Álvaro Uribe Vélez se operó un cambio que hizo que una porción de programas y por tanto de estudiantes fueran considerados dentro de la educación superior. Esto significó para el gobierno de turno lograr una de las metas que había proyectado en su Revolución Educativa. ¿Qué papel jugaría la educación técnica y tecnológica dentro de la propuesta de la MERE?

BRC: El problema del SENA es que –me disculparán la expresión– ellos tienen rancho a parte. El SENA es un instituto de educación no formal. Ellos no pertenecen al MEN, sino al Ministerio del Trabajo. Esto implica una concepción distinta: la educación del SENA es distinta a la educación superior y esto nos trae un problema de orden epistemológico, por el SENA crea es para el trabajo. Mientras tanto, la formación de las universidades es de tipo científica, no sólo es para trabajar; tiene una coyuntura que va más allá del trabajo. Entonces, el SENA no lo hemos tocado. Primero, no hace parte del MEN. Segundo, la concepción que tiene de educación es distinta. Tercero, ellos tienen una base de recursos gigantesca, la cual hace que el SENA esté mejor que las universidades públicas.

AEP: La propuesta de regionalización que ustedes han elaborado ha puesto el dedo en la llaga sobre la distribución de los recursos estatales. Esta propuesta o al margen de la propuesta ¿Han contemplado otras fuentes de financiamiento para la educación superior?

BRC: Por el momento, planteamos lo siguiente. Primero, en Colombia debe operarse una reforma tributaria. Segundo, el Estado debe contemplar un IVA social que financie la educación. Tercero, el gasto público debe reorganizarse y redistribuirse. Cuarto, las estampillas y los aportes municipales deben constituir aportes en la financiación de la educación superior. ¿En que consiste cada una de estas propuestas?

La reforma tributaria debe contemplar una modificación en el impuesto a la renta. ¿A quién se le cobra realmente impuesto en Colombia? Si uno se dedica a observar, la población más vulnerable es la que está cargando una parte tributaria alta. Esto implica cambiar la concepción sobre el cobro de los impuestos, que no sólo requiere cobrar más, sino cobrar mejor. ¿A qué me refiero? En Colombia se cobran los impuestos sobre los ingresos brutos. De modo que si una empresa vende veinte mil sobre estos le voy a cobrar y eso no es así. Se debe cobrar sobre lo neto. La idea es que con base en lo que realmente gana alguien el Estado debe cobrar, porque hay que reconocer la existencia de costos, etc. En este marco, los que ganan más no son los que deben terminar pagando menos respecto a sus ingresos. Esto nos lleva a considera una reforma tributaria, pero con un cambio en la recolección de información financiera, tanto de las personas naturales como jurídicas, es decir que el Estado determine el impuesto que cada quien debe pagar de manera muy precisa a través de estos mecanismos de información.

El IVA social es otro impuesto del cual se debe sacar para educación. En la reforma tributaria se debe contemplar este para que se destine a funciones diferentes. La idea es sacar de ese gran rubro ‘impuesto a la renta’ un parte para la educación, una especie de IVA social. Este IVA social se destinaría con fines –como su nombre lo indica– sociales o de desarrollo social. Vale la pena recordar que en Colombia la educación es un móvil social, o sea es móvil que permite el desarrollo de las personas para una mejor calidad de vida.

Una última fuente para financiar la educación tiene que ver con una redistribución en los rubros de los gastos del Estado. El sector público en Colombia lastimosamente es inoperante y es un sector absolutamente costoso y burocrático. Entonces, no sólo se trata de cobrar impuestos, sino de saber distribuir mejor los recursos: disminuir a ciertos cargos burocráticos es una forma. Así, esta reducción conduciría a una redistribución que podría beneficiar la educación.

En todo esto, las estampillas son otra fuente para la financiación de la educación superior, así como los aportes que desde los municipios puedan ofrecer. Por ejemplo, la suspensión del cobro del predial para las universidades sería un gesto importante, porque las universidades le aportan muchísimo a las regiones y más que a la región a la ciudad donde está ubicada. Con esto, el objetivo es disminuir los costos fijos de las universidades para que los puedan destinar a cuestiones de inversión o investigación.

AEP: ¿Los recursos de las regalías son una opción?

BRC: Las regalías no son una opción por lo que implica financiar con los recursos del extractivismo una función social, y porque están sujetas a los precios internacionales del petróleo. Entonces, cuando caiga el precio internacional del barril se cae la financiación de la educación superior. Asimismo, ocurriría con una posible caída del precio del oro, del níquel, del carbón: la plata para educación no la habrá porque los precios se cayeron.

AEP: Para finalizar, la propuesta de regionalización, ¿Qué recepción ha tenido ante otros estudiantes y profesores?

BRC: Voy a responder como economista: depende. Depende de qué… de quien la escuche. Si se la llevamos a las comunidades afro: Universidad del Chocó, Universidad de Buenaventura, universidades del orden regional, nos dan todo el apoyo del mundo. Si se la presentamos a ASPU, a la UNAL, a la Universidad del Valle, a la de Antioquia poseemos problemas, porque ellos la han mal interpretado o pretenden continuar con la distribución que tienen.

Nosotros llevamos la propuesta al ENEES y nos dijeron tácitamente “eso es un ataque sistemático a la UNAL”. Nosotros le dijimos que “los estudiantes no tienen la culpa, porque ustedes no son quienes distribuyen el gasto”. Aquí realmente tenemos un problema de distribución de recursos. Ellos se han mostrado reticentes a aceptar el problema de la distribución, porque son la universidad más grande, tienen ciertas comodidades a pesar de todos los problemas de infraestructura que tienen todas las universidades. Sin embargo, hay que admitir que unas están más cómodas que otras a raíz de la distribución dispareja de recursos.

En el orden regional, la propuesta tiene una buena receptividad. Hace poco recibimos el apoyo de las comunidades afro, porque han sido sumamente golpeadas por el esquema de redistribución. Ellos reciben el 0.8% de los recursos nacionales. Eso es nada. No es ni siquiera el 1%. Universidades como la de Caldas o las del orden regional la han aceptado, porque son consientes del problema en la redistribución de los recursos. Universidades un poco más grandes tienen una doble moral bastante llamativa, porque en los documentos académicos que algunos de ellos han escrito dicen “sí, es importante cambiar la redistribución de los recursos”, pero en temas de facto, no lo van a hacer.

Ante esto es importante hacer conciencia de que las universidades públicas en Colombia no sólo están en tres ciudades y que el desarrollo no es sólo para estas, sino que el desarrollo debe ser para todo el país. Por esto en Colombia existe un Sistema Universitario Estatal y todas deben contar con el derecho a tener unas metas de desarrollo sin centralizar todo en sólo tres universidades.

PRÓFUGO O DESAPARECIDO. SANTRICH SEGÚN LOS MEDIOS OFICIALES

Jesús Santrich. Foto tomada de #SantrichLibre.

Por: Juan Bermúdez

Con titulares como “Jesús Santrich abandonó su esquema de seguridad, se desconoce su paradero” de RCN Noticias, o “Paradero de Jesús Santrich es incierto: UNP” de Noticias Caracol, los medios masivos iniciaron –desde el pasado 30 de junio– un nuevo ataque contra quienes se la juegan por una paz que signifique justicia social. En un afán aparentemente imparcial por informar sobre la desaparición de uno de los excomandantes guerrilleros, los noticieros transformaron este hecho en un acontecimiento de alcance nacional; de hecho, sentaron las bases para la producción y reproducción de una información tendenciosa, por cuanto presentaron la actuación de Santrich como un acto en contravía de los compromisos adquiridos por él tras la firma del acuerdo para la construcción de una paz estable y duradera.

Esto lo corroboró el presidente Iván Duque al día siguiente desde el departamento del Meta. Al afirmar que la acción de Santrich “muestra que su deseo es eludir la justicia”, el mandatario anuló cualquier posibilidad de daño contra su integridad y/o de desaparición forzada, e instituyó un horizonte de sentido fundado en una aparente verdad: Santrich está huyendo de la justicia.

Sin ofrecer el beneficio de la duda, los medios más prominentes del país replicaron y enfatizaron la verdad instaurada por el presidente. Con titulares como “Qué Santrich viole protocolos muestra su deseo de eludir la justicia” y “Seremos implacables con la reincidencia: Duque sobre paradero de Santrich”, El Tiempo y RED+, respectivamente, presentaron al exnegociador como un prófugo de la justicia, como participe del delito de narcotráfico, y como un traicionero de los acuerdos pactados en las negociaciones de La Habana. En definitiva, estos medios acentuaron los valores negativos de Santrich para así construir una imagen estereotipada de él, es decir una imagen que al mencionarse sólo evoca características cuestionables.

Empero, el ataque contra Santrich va más allá. La idea de Iván Duque no sólo justificó una imagen tendenciosa del exguerrillero, sino una proliferación de sentido contraria a los principios consagrados en la Constitución Política del país. Los titulares anteriores y otros revelaron esto, por cuanto pusieron en entredicho la pretensión de inocencia propia del orden jurídico-político colombiano; incluso, erigieron como jueces a quienes no son responsables de impartir justicia. Así, la máxima de Duque facilitó el enjuiciamiento a priori de Santrich por encima del procedimiento legalmente establecido por las normas colombianas.

Como si fuera poco, el 2 de julio Caracol Noticias publicó una nota titulada “Jesús Santrich estaría en Venezuela con Iván Márquez”. Aunque el verbo estaría salva al medio de cualquier responsabilidad, porque sugiere posibilidad; esta ofrece un margen de interpretación sesgado. El tratamiento previo de la actuación de Santrich hace que una buena parte de los lectores/consumidores de información supongan que el exnegociador está fuera del país con sus antiguos compañeros de lucha. Además, la mención de fuentes poco fiables engrandece una posibilidad que no está confirmada. Por esto, Caracol Noticias manipula y especula con el posible paradero de Santrich para enfatizar su condición de prófugo, responsable de algún delito y traicionero de sus compromisos con la paz.

Este tratamiento mediático pone al descubierto un sesgo y, con esto, una suerte de persecución. Al utilizar como pretexto un hecho sobre el cual se desconocen sus causas, los informativos más sobresalientes del país se alinderaron en contra de un hombre crítico del papel del gobierno para con la implementación del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y duradera. En este sentido, los medios son reiterativos a la hora de presentar sus acciones en contravía de la justicia, las víctimas y la paz de Colombia.

OPOSICIÓN ANTE EL INCUMPLIMIENTO

“Los espacios de la acción política en Colombia están cerrados, muy restringidos y limitados, y por esa razón la guerrilla existe. Si se abren posibilidades para la acción política, necesariamente disminuye la acción militar”.
Alfonso Cano


Por: Manuela Azurduy

Declararse como oposición política ante el gobierno de Iván Duque no es una decisión nueva en la FEU-Colombia y que hoy necesita ser retomada como bandera de lucha de la organización. Esta determinación se puede entender como la materialización política del carácter y la plataforma, volviéndose el escenario perfecto para el ejercicio práctico de sus principios. Por esto, es necesario nutrir el debate hacia dentro y hacia afuera de la federación, con el fin de ubicar los por qué esta necesidad y así entender las razones que llevan a esta organización a dar el salto en la esfera política.

Por una parte, nos encontramos con un gobierno que representa los intereses de la oligarquía colombiana, con unos niveles altos de deslegitimación y con incapacidad para lograr un mínimo de gobernabilidad en el país; además, sus formas de hacer la política están amparadas en el terrorismo de Estado, el odio y el reimpulso de la guerra.

El PND aprobado profundiza las políticas neoliberales en el país. Cuando habla de un ascenso de la clase media y una disminución a la pobreza justifica el aumento de impuestos a poblaciones que materialmente no logran vivir dignamente. La venta indiscriminada al mejor postor de nuestra riqueza natural pone en riesgo no sólo el medio sino la soberanía. Incluso, con la inserción de políticas austeras que justifican que el Estado se desligue de sus obligaciones mínimas para con las y los ciudadanos nos muestra cómo el gobierno actual sigue profundizando las brechas de pobreza y miseria.

En este contexto, el movimiento social y popular ha sido el que más ha “llevado del bulto” por la desfachatez del gobierno. Si bien Duque fue elegido por aproximadamente 10 millones de ciudadanas y ciudadanos, las grandes mayorías (algunas abstencionistas, otras inmiscuidas en los 8 millones que votaron por Petro) ha sido significativas en las movilizaciones que han enmarcado la inconformidad con la forma como se ha venido ejerciendo el poder en el país. Las y los grandes protagonistas fueron las y los estudiantes que entre octubre y diciembre del 2018 mantuvieron un paro en contra de la desfinanciación la educación superior publica del país, logrando un acuerdo firmado el 14 de diciembre y que a la fecha ya viene con unos niveles grandes de incumplimiento por parte del gobierno nacional. Meses después, los 25 días que se sostuvo la Minga social y popular, que dejo un saldo aproximado de 13 muertos, heridos y detenidos a manos de los mecanismo represivos del estado (en este caso el ESMAD), dejó un acuerdo que el presidente no le presto atención. Este panorama ha venido demostrando que a este gobierno no le interesa cumplir con lo acordado con el pueblo colombiano y sus expresiones organizadas.

Infortunadamente, esto no es nuevo. Todos los gobiernos de derecha le han incumplido al pueblo colombiano. La fallida implementación del acuerdo de paz entre las FARC-EP y el gobierno, la extinta insurgencia lleva a la fecha 133 excombatientes asesinados por agentes ilegales y el gobierno se hace el de la vista gorda, es una mofa; además, pasa por alto el estatuto de oposición que le otorgaría a los partidos y movimientos unas garantías de ampliación del espectro democrático en el país.

Ante lo mencionado es necesario desenmascarar las intensiones de un gobierno que trae consigo un proceso de continuidad ideológica y hegemónica, que frente las demandas de la población a optado por implementar las políticas dejadas por sus antecesores aliados y recrudecer la represión como respuesta. Estamos de cara a un gobierno que echa por la borda cualquier acuerdo con el movimiento social y popular, lo que hace que sea solo el presidente de una escasa minoría concentrada en Bogotá y Antioquia.

Esta determinación actual de declarar la organización como oposición no seria un escenario espontaneo ni un capricho de niñas y niños, por el contrario seria un acto de madurez política al entendernos dentro de un estado de alerta de estrechamiento democrático y represión. La unidad no es simple quimera de los pueblos, es una necesidad intrínseca cuando el fascismo avanza en el país, es importante llamar a los partidos, organizaciones y movimientos a que realicemos un gran frente de oposición política ante el gobierno actual y sus lesivas políticas cargadas de imperialismo yanqui, que nos permita converger y organizarnos como ofensiva revolucionaria que detenta el poder.