Ante la detención injustificada de Francisco “Pacho” Toloza por parte del Estado colombiano, conversamos con un conocido de él, quien nos desveló la importancia del hombre que hoy es más peligroso –según el ente acusador– por poner al servicio de la solución política del conflicto su producción académica. Como producto de este diálogo, presentamos el siguiente texto, cuyo objeto es dibujar el trasegar de Pacho como luchador social, educador popular e intelectual comprometido con la paz con justicia social.
El año ni siquiera ha comenzado en forma y la persecución contra el movimiento social y popular colombiano ya se ha hecho sentir: Francisco Javier Toloza Fuentes, integrante de la Junta Nacional del movimiento político y social Marcha Patriótica, fue detenido en su natal Cúcuta cuando transitaba las calles que lo vieron crecer como activista estudiantil.
Pacho, como suelen decirle, forjó su talante y mirada critica desde los albores de su adolescencia. Tras desenvolverse como líder estudiantil y activista de la Asociación Nacional de Estudiantes de Secundaria durante la primera mitad de la década del 90, se radicó en Bogotá para seguir cultivando –al calor de la vida del estudiantado universitario– su postura disidente: hacia 1997 comenzó a estudiar Ciencia Política en la Universidad Nacional de Colombia.
En calidad de estudiante de la UNAL, Pacho ayudó a cimentar las bases del movimiento estudiantil que 2011 contrarrestó el afán gubernamental de intentar introducir en la universidad pública el animo de lucro. Participando en el proceso que le dio origen a la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios, Francisco alentó las luchas estudiantiles de su época; posteriormente, y desde el Colectivo Praxis –cuando estaba finalizando su pregrado y comenzando su postgrado–, avivó la discusión acerca de la unidad estudiantil, destacándola como necesaria e indispensable para las luchas futuras. En definitiva, Pacho ayudó a irrigar las semillas de un estudiantado aguerrido.
Antes de zambullirse en la docencia y la vida académica, Francisco vio nacer y perecer la Coordinadora Nacional de Estudiantes Universitarios (CNEU), pero de su seno también vio florecer la Federación de Estudiantes Universitarios, FEU-Colombia, organización que ayudó a formar desde el Colectivo Praxis y desde su experiencia y aporte académico. Al respecto, Pacho desempolvó, ante la nueva generación que nutría la FEU, la historia del movimiento estudiantil colombiano y latinoamericano, sus experiencias de lucha, desaciertos y logros.
Una vez se desprendió de la vida del movimiento estudiantil, Francisco puso sus saberes al servicio de los obreros. Como educador popular, dirigió y orientó diferentes experiencias educativas con trabajadores sindicalizados tendientes a rescatar el carácter clasista del movimiento. En este sentido, la publicación Hacia una conciencia transformadora. Reflexiones sobre una experiencia de formación sindical en Colombia (2007), de la cual es coautor, da cuenta de su experiencia en este campo. Incluso, su participación en el proyecto de innovación pedagógica en formación sindical de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), expresa su insistencia por rescatar el sindicalismo clasista.
También, el aporte de Pacho abarca otro campo bien prolífico y polémico: la compresión del conflicto colombiano. Su trabajo de maestría titulado De la combinación a la interacción. Replanteamientos en la tesis de la combinación de todas las formas de lucha en el PCC y las FARC-EP (2008), y su artículo “¿Son las FARC-EP un actor político? Una mirada desde tres clásicos de la teoría política” (2009), contenido en el libro FARC-EP: temas y problemas Nacionales. 1958-2008, representan un par de insumos capitales a la hora de repasar el origen y carácter del conflicto colombiano y, en definitiva, unos aportes cruciales desde la academia para desentrañar las tensiones entre el Estado colombiano y la insurgencia fariana.
Empero, estos insumos no fueron el mero producto de la especulación academicista. Francisco forjó los aportes que hoy nos ofrece en una permanente relación con la vida concreta y las fuerzas sociales que la hacen posible. Su quehacer como docente en la Universidad Nacional y en la Universidad Autónoma, como investigador de la vida social y política del país, y como agente vivo y activo dentro del movimiento social y popular colombiano, le permitieron organizar un corpus de conocimientos que actualmente nos permiten interpretar la cambiante realidad.
Lamentablemente, el arrojo y compromiso del profesor y académico Francisco Javier Toloza Fuentes pretende ser opacado por el Estado colombiano. El relacionamiento que efectúo con organizaciones sociales y políticas en otros países a favor de la paz con justicia social y la solución política del conflicto, quiere ser condenado por la justicia colombiana bajo el calificativo de rebelión agravada, es decir quiere ser condenado a la sombra de las rejas por el simple hecho de aspirar y trabajar por los cambios sociales, políticos y económicos que necesita el pueblo.
Vale le pena recordar que este camino, Pacho lo recorrió en calidad de integrante y encargado de la comisión internacional de la Marcha Patriótica: en otros países, Francisco le apostó a divulgar la situación colombiana, a precisar la causas por las cuales asistimos a un conflicto de las dimensiones que tenemos en frente e insistió en la pertinencia de la salida más adecuada para las mayorías colombianas: la salida política.
Para la fortuna de muchos, y por lo último que se pudo saber, Pacho, el integrante de la Junta Patriótica Nacional del movimiento político y social Marcha Patriótica, sigue con el puño izquierdo en alto, señalando firmeza y convicción; en otras palabras, y al mejor estilo de un luchador ejemplar, Francisco sigue irradiando un ejemplo de decoro digno de imitar por quienes lo conocen, acompañan y aspiran materializar los sueños por los cuales él trabajó.
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