El 9 de mayo se conmemoró el día de la victoria del Ejército Rojo sobre las tropas de Hitler en 1945. Esta victoria no fue más que una de las expresiones de fuerza de la clase obrera organizada para luchar por una meta clara: detener el avance del fascismo que se extendía por Europa y ampliar las bases de la dictadura del proletariado. Aunque esto no fue una mera victoria de táctica militar, sino el resultado de la genialidad política del PCUS y el pueblo soviético en cabeza de su timonel J. V. Stalin. Los 72 años que han pasado desde este momento las enseñanzas que deja podrían ser ilustrativas para el caso colombiano, mas cuando aparecen dudas como: después del acuerdo final entre las FARC-EP y el gobierno, ¿Qué sigue? ¿Hacia dónde vamos como movimiento social y popular? Y, después de esto, ¿Cuál es nuestra finalidad?
Una de las principales banderas que hemos levantado históricamente ha sido la de la “solución política al conflicto colombiano” con el fin de exigir soluciones a las causas que lo originaron, las cuales son de naturaleza social y política. En atención a esto, y entendiendo que uno de los grandes problemas que originó el conflicto, tiene que ver con el acceso a la tierra, la solución política implica una reforma agraria integral que aún está pendiente. Sin embargo, y después de varios años de diálogos entre las FARC-EP y el gobierno, se ha llegado al “Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” que contempla una Reforma Rural Integral que podría iniciar la democratización de la tierra y el territorio y, sin duda alguna, ayudará a la construcción de la Nueva Colombia. Por esto, como pueblo colombiano debemos tener claros los pasos que nos corresponde seguir en el presente y el mañana.
Con el panorama que podría inaugurar la puesta en marcha de la Reforma Rural Integral, vale la pena decir, que la lucha del campesinado no se ha acabado. A pesar que el movimiento campesino ya logró sus fines, es necesario precisar que aún el objetivo principal no se ha cumplido, queda mucho por lograr y lo que resta es hacer parte de las luchas del proletariado por obtener el poder político y la emancipación. Nuestro fin ultimo, reconociendo los logros del acuerdo de La Habana, no pueden significar una especie de acomodamiento que nos permita desarrollar acumulación de riqueza con base en la propiedad de la tierra, sino por el contrario nos debe permitir repuntar en la construcción de una sociedad diferente.
Indudablemente, las oportunidades que abrirá la Reforma Rural Integral conducirán a cambios importantes en la vida rural, así como a cambios en la forma de pensar y actuar. Probablemente algunos se dediquen a “trabajar” su tierra y, con ello, a olvidar el trabajo y dar rienda suelta a vicios nocivos que jugaran en contra de nuestra lucha. Así, hoy más que nunca es necesario dejar de lado el personalismo, el caudillismo, el burocratismo, el liberalismo, el individualismo y todo vicio malsano que pueda desviarnos del camino, exaltando los principios que nos deben regir en todo momento la fraternidad, la solidaridad de clase, el arrojo y el valor del sacrificio por nuestra clase, recordando a los soviets, a los brigadistas internacionales y a todos aquellos camaradas de todo el mundo que a lo largo de la historia han entendido que solo el pueblo salva el pueblo y que nuestro fin último es la toma del poder para el pueblo y que de forma consecuente han entregado hasta la vida misma por la emancipación del pueblo trabador.
En este sentido, compañeros, la lucha hasta ahora comienza, nos esperan duras batallas en las que venceremos si y solo si llevamos siempre por delante la lucha de clases como contradicción principal en nuestro accionar.
@nikolay_redskin
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