Jornada de estampados promovida por la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU-Colombia) en la Universidad del Tolima. Foto: AEP. |
Las y los estudiantes colombianos, expresión de rebeldía, combatividad y lucha por la construcción de una "educación para una país con soberanía, democracia y paz", reunidos los días 9 y 10 de mayo en la Universidad Pedagógica Nacional baluarte de la pedagogía y la formación humanística de la nación, nos dimos cita para deliberar con creatividad y esperanza de lograr un futuro de justicia, paz y democracia para el pueblo colombiano.
El despojo, la desigualdad y la violencia desatada por las minorías en el poder que originaron la confrontación armada, son las causas que deben ser removidas mediante la acción decidida de las mayorías, de la gente del común que encuentra en su participación una oportunidad de cambio y transformación social. El proceso de diálogo entre la insurgencia de las FARCEP y el Gobierno Nacional, constituye una posibilidad para generar las condiciones que den lugar a la democratización de la vida nacional, razón por la cual sumamos nuestras voces de apoyo a este proceso y manifestamos nuestro clamor para dar inicio a un proceso de diálogo con las insurgencias del ELN y el EPL. La superación del conflicto social y armado hace ineludible la participación de la sociedad en la deliberación y construcción de los acuerdos entre los grupos insurgentes y el gobierno, aportando propuestas y discutiendo nuevos temas relacionados con el modelo económico y político, para establecer un nuevo pacto social que geste un Estado que garantice la vida digna para las y los colombianos.
Del compromiso del movimiento social con la paz, participan los y las estudiantes y jóvenes que procuran aportar por medio de la construcción de una Educación gratuita, pública, crítica y de calidad. La disputa social y política devela cómo hemos sido víctimas permanentes de las políticas de un modelo de educación que perpetúa la exclusión en acceso y permanencia, de la misma manera en que se asfixia la educación pública en beneficio y fortalecimiento del sector privado, introduciendo a la Educación en dinámicas del mercado como lo son: el aumento de créditos educativos, el mayor endeudamiento de las familias colombianas y de las mismas universidades, el declive de la calidad al eliminar la integralidad y universalidad propia del conocimiento, la orientación exclusiva de la investigación, la extensión y la docencia hacia las demandas de un sector productivo de despojo, de maltrato a nuestros territorios y que ha sido el sustento de la guerra a nivel nacional. En últimas nos encontramos ante un modelo educativo cómplice del conflicto político y social que vive nuestro país.
No puede concretarse la paz sin la educación pública, gratuita y de calidad y sin el reconocimiento del carácter político de las comunidades educativas como constructoras de Paz. No puede concretarse la paz mientras seguimos evidenciando la guerra a través de toda una historia por contar y los más recientes casos de asesinato de compañeros como Gustavo Marulanda, el profesor Luis Fernando Wolf, Jan Farid Cheng Lugo y Carlos Pedraza, acciones que rechazamos tajantemente desde el movimiento estudiantil. No puede concretarse la paz mientras continúan los montajes judiciales como el de los compañeros del Caso Lebrija de la Universidad Pedagógica Nacional o los de hoy libres Omar Marín, Carlos Lugo y Jorge Gaitán. De la misma manera no puede seguir siendo el exilio la herramienta para preservar la vida, triste camino que enrumbaron los profesores y compañeros Francisco Toloza y Miguel Ángel Beltrán. No podremos hablar de paz mientras las amenazas de grupos paramilitares contra profesores y estudiantes de la universidad Nacional y la profesora Piedad Ortega de la Universidad Pedagógica Nacional, sigan siendo la forma de amedrentar quienes construimos en el presente un futuro distinto. Definitivamente no habrá paz sin el desmonte de las formas de represión al pensamiento crítico como lo son la criminalización, los montajes judiciales, la militarización de los campus universitarios y del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) como un cuerpo de la policía que ha victimizado al movimiento estudiantil siendo responsables de reprimir las movilizaciones que luchan por una Nueva Educación.
Comprendemos nuestras demandas y propuestas como justas y necesarias, siendo estas parte del torrente de inconformidades que de no ser resueltas no habrá garantías para dar solución al conflicto que existe y persiste hace más de 50 años y en toda la historia de nuestro país.
Desde el ímpetu del Caribe, con la alegría del Pacífico, con la tenacidad del Oriente, la resistencia del Sur y con la misticidad de los Andes, todas las regiones llegamos a este primer encuentro con el entusiasmo de ser semilla de transformación, en las aulas, en las calles, en las ciudades y en el campo colombiano, con acumulados construidos en la lucha por una educación superior alternativa para un nuevo país con soberanía, democracia y paz, iniciativas construidas en el plano nacional desde la experiencia histórica de la MANE y de la diversidad local que han impulsado las más variadas expresiones estudiantiles y son evidencia de que no es momentánea nuestra vocación de transformar a Colombia, que le apostamos al cambio, a la vida digna y así, hoy nos declararnos en rebeldía contra el guerrerismo y contra un régimen que habla de paz cuando continúa negándole a la población colombiana el derecho a educarse. Construimos una hoja de ruta para avanzar en sumar mayorías en la defensa de la solución política al conflicto en la apertura de escenarios permanentes de construcción de paz con justicia social con la unidad como premisa para hacer de nuestras universidades escenarios donde se construyan propuestas con los sectores sociales y populares.
Dentro de las conclusiones de este importante evento, ponemos a consideración de la sociedad colombiana en general las siguientes propuestas:
1. No se puede seguir nutriendo las arcas de la guerra con jóvenes del pueblo colombiano que ante no tener la capacidad económica para costear la libreta militar, ni la posibilidad de ejercer su derecho a la educación se ven obligados a dar su vida en una guerra que no construyeron ellos y que se sustenta en la sed de riqueza y poder de la élite nacional y transnacional. Es por ello que debemos adelantar una campaña nacional que apunte a la objeción de conciencia y la abolición del servicio militar obligatorio.
2. Cansados de ver semana tras semana como los medios de comunicación y el Gobierno Nacional generan un ambiente de zozobra en torno a la continuidad de la mesa de conversaciones, consideramos necesaria la declaratoria de un cese bilateral al fuego como mecanismo que permita dar una seguridad a la sociedad colombiana de que este proceso seguirá por buen camino y que ni el gobierno nacional, ni las FARCEP se pararán de la mesa. Asimismo el cese bilateral al fuego se constituye como una muestra de la voluntad real de acabar con la guerra desatada contra el pueblo colombiano, procurando por cesar el derramamiento de sangre en campos y ciudades.
3. Entendiendo el importante papel que debe jugar la educación y los actores del sector educativo en la construcción de la paz con justicia social en nuestro país, consideramos que esta discusión no puede seguir al margen de las conversaciones que se adelantan entre el gobierno y las insurgencias, ello ha implicado que mientras se habla de paz se continúe avanzando en la consolidación de un modelo educativo como mercancía, orientado al mercado y que profundiza las desigualdades sociales. Para ello creemos fundamental dar apertura a una subcomisión orientada a discutir sobre estas perspectivas en el marco de la mesa de la Habana y en el futuro escenario de diálogo con el ELN, compuesta ampliamente por los distintos actores del sector educativo en todos los niveles.
4. La lucha de las y los estudiantes por la paz no puede verse aislada de la ardua lucha que históricamente hemos realizado por una transformación de la educación en nuestro país. Es por esto, que consideramos necesario profundizar las dinámicas de movilización y organización unitarias del movimiento estudiantil, fortalecer las propuestas y la disputa por una educación para un país con soberanía, democracia y paz a partir de convocarnos a un gran Encuentro Nacional de Estudiantes de Educación superior para el próximo semestre, que se ha venido proponiendo desde diversos sectores estudiantiles.
5. En la perspectiva de consolidar una educación superior como derecho fundamental y bien común de la sociedad colombiana, así como avanzar en la democratización de la vida nacional, algunas expresiones presentes en el encuentro consideran necesario adelantar un proceso constituyente que fortalezca la iniciativa de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente con el concurso del grueso del pueblo colombiano a través de los distintos sectores sociales y populares. Para esto se invita a profundizar la discusión, a construir mayorías en torno a este planteamiento y cualificar el papel del movimiento estudiantil en este proceso constituyente.
6. Es necesario avanzar en la comprensión integral de un modelo alternativo de educación en todos sus niveles, a partir de construir con todos los sectores educativos y demás actores sociales y populares una propuesta que le aporte a la construcción de la paz con justicia social, por lo que invitamos a desarrollar un proceso de convergencia amplio desde las distintas regiones y a nivel nacional para ir avanzando en este perspectiva, dando reconocimiento a las luchas dadas por el magisterio colombiano que ha enarbolado las banderas de dignidad laboral y de construcción de calidad educativa.
¡Vamos a construir la paz con justicia social!
¡Vamos a luchar por una educación como derecho fundamental y bien común!
¡Vamos a forjar la unidad como premisa para las transformaciones!
Encuentro Nacional de Estudiantes por la paz de Colombia, Bogotá 10 de Mayo de 2015
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