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» » LA PAZ NO PUEDE SER EL OBJETIVO DE LA GUERRA

Ibagué, 31 de julio de 2015: acto público de la Coordinadora de Organizaciones y Movimientos por la Paz y en Defensa del Territorio en el Tolima. Foto: AEP.

El logro de la paz sigue estando en la agenda pública nacional, por cuanto constituye un factor de opinión diario que tiene una trascendencia más allá de la firma de un documento protocolario. No hay día durante el cual los medios de información masivos no aborden el tema, así sea en detrimento del proceso de diálogo en La Habana o en contra de unas eventuales conversaciones con el ELN; siendo los medios privados de comunicación parte importante en la agudización del conflicto en el país. Incluso, la paz sigue siendo tan importante que figura como punto de atención para las empresas extranjeras que pretenden nuestras riquezas naturales, teniendo la “paz futura” como escudo económico para sus transacciones.

Sin embargo, la paz que hoy abandera el gobierno nacional dista mucho de la paz que necesitan y anhelan las mayorías colombianas. Las políticas económicas neoliberales de Juan Manuel Santos, quien desde un inicio presentó en su plan de gobierno hoy hecho realidad en un Plan Nacional de desarrollo pilares como Educación, Paz y equidad, que podrían convertirse fácilmente en una falsa apuesta por obtener el poder. Sumado a esto y de la mano del despojo encontramos el tratamiento que le está dando a quienes protestan contra sus medidas y al conflicto social y armado en Colombia, gran contradicción de lo que ha dicho públicamente.

Por ejemplo, no son gestos de paz de cara a un desescalamiento del conflicto armado el aumento de la presencia militar en zonas rurales, como ocurre en Dolores y Roncesvalles (Tolima); tampoco son gestos de paz la persecución contra los líderes sociales y su judicialización por ejercer el derecho a la protesta y la organización, como hace poco pasó con los 13 compañeros del Congreso de los Pueblos, que justamente acaban de recibir medida de aseguramiento en centro carcelario por su presunta responsabilidad y participación en la planeación y ejecución de atentados con explosivos registrados entre el 29 de junio de 2014 y el 20 de mayo de 2015; así como la detención masiva de líderes agrarios de Marcha Patriótica que defendieron la justa lucha campesina en el paro de 2013 y, mucho menos son gestos de paz la profundización del extractivismo, la entrega de nuestras riquezas naturales, como acabó de pasar con el río Magdalena concesionado a la estatal Hidrochina, y los imparables bombardeos que terminan desplazando a campesinos por el territorio nacional. Por esto, la paz del gobierno no contempla cambios de fondo en sus políticas, sino un puro interés por desmovilizar la insurgencia mientras los problemas de las mayorías seguirán vivos.

La crisis de la salud no pasa desapercibida en Ibagué, por lo que en días pasados La clínica Minerva, dio a conocer a la opinión pública la aprobada liquidación y disolución de la entidad por cuenta de deudas que ascienden a los $20 mil millones de pesos, crisis que sin lugar a dudas afectan no solo a sus usuarios sino a sus más de 300 trabajadores a los que desde hace tres meses la entidad les adeuda su salario, sumado a cesantías y prestaciones. La crisis económica que afronta la Clínica obedece a deudas por más de $20 mil millones por parte de las EPS’s y la misma administración municipal, que le debe cerca de 200 millones de pesos.

En esta dirección, las organizaciones y movimientos sociales y populares así como las agrupaciones políticas que actuamos en los territorios del Tolima, consideramos inoportuno la ambigüedad y la sed de sangre del presidente Santos, en la medida en que no aclimata el terreno para la paz, sino para acostumbrar más a los colombianos al ejercicio de la guerra, la represión, la persecución y la judicialización de quienes piensan diferente; en otras palabras, vemos en Santos un aliado de quienes no les interesa resolver el conflicto armado colombiano por medio de salidas que no signifiquen cambios de fondo, ni el conflicto social puesto que anunció hace tiempo que el modelo de desarrollo será intocable.

Es un deber histórico y moral perseguir el sueño de la paz para el país, el cese de hostilidades, los acuerdos respetados, la paz como interés nacional y no como mecanismo para perpetuar la guerra, como una recompensa para los pobres del país, que llevados por la rancia oligarquía, atrasada y negligente ha permitido eternizar una guerra que le cuesta la vida a millones de colombianos y que nos cuesta la libertad a los luchadores sociales. Las organizaciones aquí firmantes invitamos, reivindicamos y acompañamos las iniciativas de los tolimenses y del pueblo ibaguereño a la movilización permanente, a la defensa del proceso de paz, como única salida para la terminación del conflicto más antiguo en el mundo moderno, y a unir fuerzas para que nadie se levante de la mesa ni dejemos de defender la soberanía de nuestro territorio, de nuestras aguas, de nuestra identidad y de nuestra cultura. Construyamos poder popular y social, para defender la vida.

Ibagué, 31 de Julio de 2015

Marcha Patriótica-Tolima, Congreso de los Pueblos, CORPONEVADOS, Partido Comunista Colombiano (PCC-Regional Tolima), Unión Patriótica-Tolima, Juventud Comunista Colombiana (JUCO), Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios (ACEU-Universidad del Tolima) y activistas en defensa del agua y la vida

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