Durante la primera semana de Octubre, los estudiantes del Conservatorio del Tolima protagonizaron una importante algarabía en el centro de Ibagué. Al respecto, los medios de información referenciaron ese acontecimiento como una mera insatisfacción ante una decisión de su Consejo Directivo: elegir a Néstor Guarín como el futuro rector de la institución; desafortunadamente, omitieron una información importante que hacía parte de la justificación real por la cual el estudiantado protestaba.
Así como ha ocurrido con las instituciones de educación superior públicas del país, el Conservatorio del Tolima ha sido una victima más de las políticas de desfinanciación de la educación puestas en marcha por los últimos gobiernos, las cuales atienden a las políticas internacionales de posicionar una educación para el trabajo y no para el desarrollo social y económico de una nación. Por esta razón, y en aras de preservarse, sus directivas han tenido que mantener unas matriculas muy elevadas, además de renunciar a inversiones en el mejoramiento de la calidad educativa, como la inclusión de docentes de tiempo completo. Es decir, los dineros transferidos por el Estado y el departamento al ser insuficientes, por cuanto son reducidos y no financian la totalidad de su presupuesto de funcionamiento, avocan a los estudiantes a pagar costos cercanos al $1’500.000 por semestre.
De esta manera, el paro del Conservatorio no es una mera pataleta por la elección de un rector que no cuenta con el consentimiento de los estudiantes, sino una acción mancomunada contra el abandono del Estado y la gobernación para con la única institución pública formadora de músicos en el departamento, como en su momento lo planteó Socha: “aunque el conservatorio es una institución de carácter público, en este momento es una institución que prácticamente se ha privatizado por el abandono del Estado”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario