SENTIDO UNIVERSITARIO NECESITAN LOS EGRESADOS DE LA UT
Tras mi experiencia como ex miembro del Consejo Superior de la UT en representación de los estudiantes entre 1996 a 1998 y actualmente como parte de los egresados, puedo manifestar que estos últimos suelen participar en su vida universitaria casi que exclusivamente motivados por intereses personales y no colectivos. Cuando llegan las elecciones de Decanos, los egresados interesados en algún cargo burocrático o en convertirse en catedráticos, rodean al candidato que les ofrezca mayores y mejores beneficios. Asimismo, las diferentes asociaciones de egresados que existen en las facultades se agrupan alrededor del líder que ande alineado al grupo político del Gobernador de turno. Con esto, logran –a través de su influencia ante el Presidente del Consejo Superior (que es el Gobernador)– supeditar al Rector nombrado para que satisfaga los apetitos burocráticos de sus miembros. Para resumir la idea, los egresados de la UT sólo participan cuando existe un interés particular y nunca por un interés colectivo, como ocurre en casi todos los ámbitos de la sociedad colombiana.
El caso del egresado que participó en la reciente huelga de hambre, logrando la gratuidad de la matricula para todos los estudiantes de la UT el semestre venidero, es un caso especial. Su arrojo puso de manifiesto una nueva propuesta real y concreta, en términos de lo que debería ser una verdadera propuesta política desde los egresados como protagonistas fundamentales del devenir político, administrativo, financiero y en todos los órdenes de una universidad pública estatal.
La participación politiquera, marrullera, oportunista que venían cumpliendo las organizaciones de egresados en todas las facultades queda en entredicho ante esta nueva actitud. La participación de Juan Camilo Tibaduiza en la huelga no fue pensando la UT como un fortín temporal para la burocratización corrupta. Por lo menos sus declaraciones y los hechos han demostrado que él no está engrosando la larga lista de funcionarios ineptos e incapaces con los que cuenta el Alma Mater.
La propuesta para la conformación de una verdadera asociación de egresados tiene sentido, en la medida en que se comprometa con las causas justas y nobles de la comunidad universitaria. Por ejemplo, con la de la gratuidad de la Educación Superior, la ampliación urgente de cupos en cada programa académico, la ampliación de la planta de docentes de tiempo completo, para que nuestra universidad no se convierta en una fabrica de cartones mediocres; la participación protagónica en la elección de Decanos comprometidos con la excelencia académica; y la elección de verdaderos rectores y directivos y no serviles alfiles del gobernador de turno para succionar, cual vampiro, la sangre de una de las empresas con mayor presupuesto del departamento.
Desde mi precaria óptica como egresado de la UT no sólo aplaudo el gesto solidario, sino la acción valerosa del egresado Tibaduiza, joven economista, quien debería liderar la conformación de esta nueva asociación de egresados. Como ya lo dije, esta debe romper –de una vez por todas– el clientelismo y la corrupción que han caracterizado a las asociaciones anteriores, la cuales han sido cómplices del desgreño administrativo y financiero que tiene sumida a la UT en el estado actual.
La UT se ha convertido en la universidad pública del conservatismo y del Centro Democrático, simulando déficits presupuestales, bajando la cobertura académica y, lo peor, pauperizando el sentido social que debe sostener y mantener todo profesional, licenciado, tecnólogo, especialista, en definitiva, egresado de la mejor universidad del mundo: la Universidad Del Tolima.
Escrito por Fabio Lozano Martínez (Administrador de Empresas, Especialista en Finanzas Públicas)
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